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CRÍTIQUES
Lincoronazione Di Poppea 324
Imma Fernández
PER: Imma Fernández

VALORACIÓ

9

ANAR A FiTXA DE L’OBRA ENLLAÇ EXTERN

La bañera de las vanidades

Publicat el: 22 de juliol de 2023

CRÍTiCA: L’incoronazione di Poppea. Calixto Bieito

La sangre no llegó al río, ni mucho menos. La supuesta “sanguinaria” versión de Calixto Bieito de la ‘L’incoronazione di Poppea’ de Claudio Monteverdi, según anunció el elegido para la dirección musical, Jordi Savall, restó muy lejos de lo predicho, y más conociendo cómo las gasta Bieito, un ‘enfant terrible’ de la escena, y cómo las gastaba Nerón en la Roma imperial. Podríamos decir que ha estado incluso comedido al abordar la crueldad y lujuria de los protagonistas, expuestas en el libreto de Giovanni Francesco Busenello. No hay excesos ni con el sexo ni con las muertes (2).

El director burgalés firma una estupenda producción estrenada en la Opernhaus Zürich en 2018, que aprovecha de manera magistral la insólita y acertada propuesta de la escenógrafa Rebecca Ringst de acercar al público los cantantes y los músicos. La orquesta se eleva sobre el foso y se colocan más de un centenar de butacas sobre el escenario, una grada premium con los artistas a tocar. La innovadora disposición, con un espacio ovalado rodeando la orquesta Le Concert de Nations, por donde desfilan los personajes, aproxima también la acción a la platea. Un acercamiento que se refuerza aún más con las imágenes de vídeo proyectadas. Una gran pantalla en el fondo y siete pares de pequeñas pantallas en los laterales permiten magnificar las expresiones de los protagonistas con primeros y primerísimos planos (como los azules ojos de Nerón) y refuerzan sus ansias de autoadulación y autocomplacencia.

En su apuesta contemporánea, Bieito conecta una obra de hace 380 años con esta sociedad de hoy rendida a los selfies y la dictadura de la imagen, y convierte a Poppea en ambiciosa y tentadora ‘influencer’, sumergida en la espuma de una bañera. La bañera de las vanidades, el crimen y la seducción que aparece repetidamente a lo largo del montaje. Veremos el triunfo de una ‘femme fatale’ que instigará la muerte y el exilio de sus ‘enemigos’. La condición humana no ha cambiado y, como en esta ópera, siguen dominando el mundo los malos; triunfan la ambición, la vanidad y el narcisismo, tan presentes en estos tiempos.

La función se inicia con un prólogo ágil y muy bien resuelto con un juego cómico de los dioses Fortuna (Rita Morais), Virtud (Irene Mas) y Amor (Jake Arditti), que incluye lanzamientos de bragas al respetable y a los músicos. Amor pretende demostrar con esta obra que la pulsión erótica es el motor del mundo. Además de lucirse en lo vocal, el reparto está excelente en la faceta interpretativa que maneja tan bien Bieito, potenciando y extrayendo toda la riqueza dramática de la pieza. La soprano francesa Julie Fuchs dibuja una Poppea irresistible, con su bella presencia y voz, explotando su sensualidad con el fin de que Nerón la corone emperatriz y repudie a su mujer, Ottavia. En este papel brilla una Magdalena Kozená de enorme carisma, mientras el contratenor David Hansen exhibe una enorme química junto a Fuchs y convence como un Nerón sometido a Eros, manipulado por su ambiciosa amante. Estupendos también Xavier Sabata, en el pellejo de Ottone, el sufrido y enamorado marido de Poppea; la atractiva Drusilla de Deana Breiwick y un sólido Nauel di Pierro como el filósofo Séneca, defensor de la moral y la reflexión, a quien Nerón ordena suicidarse. Las pantallas mostrarán su muerte cubierto de sangre en una bañera y aparecerán asimismo los rostros de Nerón y otros personajes ensangrentados. No hay ‘sang i fetge’ que pueda violentar a las plateas, ni tampoco excesos libidinosos.

El maestro Jordi Savall, artísticamente en las antípodas de Bieito, aportó su preciosismo a la bella partitura de la última ópera de Monteverdi, que culmina con la triunfal pareja entonando gozosos ‘Pur ti miro, pur ti godo’ y dándole la razón al dios Amor. Los efusivos aplausos del público coronaron esta excelente producción.

 

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