Genial aportació de Mozart a l'òpera bufa de la mà de Lluís Pasqual
Sevilla, Espanya. Figaro prepara el seu casament amb Susanna, però Bartolo vol que el barber es casi amb la criada Marcellina. El comte d’Almaviva flirteja amb Susanna, però aquesta ordeix un pla amb la comtessa Rosina per engelosir el comte. Mentrestant el jove Cherubino vol descobrir què és això de l’amor...
Segona part de la trilogia sobre Figaro de Beaumarchais que comença amb Il barbiere di Siviglia. Obra mestra de l’òpera bufa, amb moments de música prodigiosa i una gran profunditat en la dramatització, fruit de la primera col·laboració entre Da Ponte i Mozart.
Una reposició de l’aplaudit espectacle de Lluís Pasqual que, ambientat als anys trenta, proposa un treball incisiu amb els actors, tot destacant les trames amoroses de l’obra.
Fígaro y su boda en el Liceo
Le nozze di Figaro es una de las obras fundamentales de la historia de la ópera. Un parte aguas entre el mundo de los personajes neoclásicos y el comienzo del ser humano moderno, el primer atisbo de realismo en la ópera, la concepción de los seres humanos en su complejidad y naturaleza, además de un estudio a profundidad de una sociedad en plena efervescencia de cambio.
Enfrentar esta obra desde el punto de vista de la dirección, sea musical o escénica, es siempre un reto a la inteligencia. Como toda obra de Mozart, la enorme dificultad del encaje perfecto en donde cualquier error se escucha y los muchos niveles de lectura, tramas y matices emocionales dramatúrgicos y musicales, hacen de esta obra una de las más difíciles tareas en concepción y ejecución para los artistas de la escena.
Doscientos treinta años después de su estreno en Viena, esta obra sigue haciendo sonreír a los espectadores con sus antiguas bromas, pero, sobre todo, nos sigue haciendo pensar ¿Cuál es ese final feliz? ¿Qué es lo que lograron los personajes? ¿Quién es feliz en realidad?¿Cuál de estas relaciones es un amor sano? Muy lejos de ser sólo una comedia de enredos, muy lejos de ser un simple problema amoroso, esta obra abre un mundo de reflexiones que sorprenden por su modernidad en un siglo que nos dio la consciencia del libre albedrío y nos alejó por primera vez, de la tutela de reyes y curas.
El montaje que el Teatro del Liceo presenta en esta ocasión es la segunda reposición de la producción diseñada por Paco Azorín y Franca Squarciapino, la cual fue dirigida por Lluís Pasqual y se estrenó en 2008. Su primera reposición fue cuatro años después. Es un montaje limpio, con un vestuario interesante que recrea los años 30 en España y que le da una sensación de limpieza y modernidad a la obra. Quizá su defecto sea que tiende a tratar la obra desde el punto de vista de una comedia de enredos y no se adentra del todo en la profundidad que tiene, pero estéticamente es coherente y bien lograda.
En esta ocasión encontramos a un elenco eficaz liderado por el barítono norteamericano Kylr Ketelsen, cuyo timbre y tipo físico es perfecto para el personaje de Fígaro, con una encantadora Susana la de Mocja Erdman, a la que quizá le faltaba un poco de malicia y un Conde Almaviva a quién le dio vida un muy buen barítono húngaro, Gyula Orendt, cuyo trabajo actoral estuvo a la altura del vocal. Mención aparte merece la Condesa de Olga Mykytenko, que nos sorprendió con una línea de canto ejemplar y un hermoso fraseo. Excelente trabajo de los tres personaje buffos: Valeriano Lanchas, José Manuel Zapata y María Riccarda Wesseling y meno, mucho menos afortunado el de la mezzosoprano Anna Bonitatibus, a quien fue difícil escucharla porque su voz corría muy poco.
Cabe resaltar que el trabajo de Josep Pons en la dirección musical destacó sobre todo por la claridad de todas las voces orquestales y que hubo momentos, principalmente en los concertantes, admirables.
Es muy difícil encontrar una obra tan perfecta y bien lograda como ésta. Aún más complejo hacerla en escena, pero no importa, siempre será necesaria.