“Crec que m’estic acostant a una forma d’expressió”, escriu Schönberg al seu diari el 12 de març de 1912. Acaba de trobar el camí per compondre Pierrot Lunaire.
Aquesta obra de 1912, escrita a partir dels poemes simbolistes traduïts a l’alemany d’Albert Giraud, crea una atmosfera molt especial. En molts sentits, és una obra transgressora.
El compositor va preveure un estil de cant conegut com Sprechgesang, una curiosa combinació entre declamació i cançó que col·labora amb l’obra musical i que complementa de manera misteriosa l’estat d’ànim dels poemes. Aquesta obra atonal, però no dodecafònica, presenta una contradicció: habitualment és cantada/recitada per una veu femenina, tot i que el personatge central (Pierrot) és masculí. El Liceu fa un pas innovador convidant el contratenor Xavier Sabata a interpretar la partitura.
Creada a partir d’una estructura matemàtica (tres vegades set poemes) i que traspua llibertat total, Pierrot Lunaire flota sobre un reialme sense gravetat. Schönberg va escriure una obra cabdal, paradigma contemporani i rupturista, molt influent en la història de la música i un model que seria imitat.
A partir d’una proposta escènica al Foyer a càrrec de la formació Cube.bz, Xavier Sabata recrearà l’ambient de cabaret berlinès que incorpora l’obra. Sabata, artista compromès en cos i ànima, ens portarà als límits de les emocions humanes: l’obsessió malaltissa per l’estimada, l’opressió per la decapitació a càrrec de la lluna i la melangia dels records d’una Itàlia natal. Unes aptituds vocals i actorals al servei de l’heroi-neci imaginat per Schönberg.
Difícilmente se pueden encontrar dos personajes tan solos en el mundo como Narciso y el Pierrot. El primer, incapaz de amar nada que fuera él mismo y el segundo, incapaz de recibir amor de nadie.
El texto de Ovidio con el que comienza la función de anoche en el Liceo, es mucho más que un buen preludio. Es uno de los textos más profundos sobre la psique humana que se han escrito en occidente. Por otro lado, la obra de Arnold Schoenberg (874-1951), escrita a inicios del siglo XX y, que a pesar de haber sido concebida como una pieza de cabaret, en la actualidad es una obra de culto. Este era el impresionante programa que se presentaba de manera íntima en el foyer del teatro.
El viaje emocional por la soledad que nos propone Xavier Sabata, es primero, terrible y después impactante. Un espacio muy inteligente, sin alardes ni aspavientos, pero preciso y atemporal, con una iluminación íntima, que con poquísimos elementos creó una belleza pura y diáfana, muy poco común en nuestros días. Todo esto nos dejó ver un pequeño universo donde el centro de luz no es otra cosa que un hombre solo. Solo eso y todo eso.
Sinceramente, es muy complicado que una traducción pueda sostener la misma relación texto música de una obra lírica, y menos en este caso donde el Sprechstimme , (estilo de interpretación solicitado por el compositor y que es un intermedio entre el hablar y el cantar) está pensado en la sonoridad específica del alemán y por supuesto, nunca va a ser lo mismo no oírlo en ese idioma y menos con un sistema de amplificación vocal. Sin embargo, es un gran acierto de esta versión que sea un contratenor quien lo cantara en lugar de una soprano, sobre todo para destacar el aspecto andrógino de la obra.
El trabajo tanto del director Francesc Prat como el Ensamble de la Orquesta del Gran Teatro del Liceo de Barcelona es de una muy alta calidad, sobre todo con una partitura tan complicada como extraordinaria. El trabajo de Xavier Sabata dejó de manifiesto la superioridad de sus habilidades como actor por encima del cantante, pero sobre todo, nos dejó al idea de un intérprete inteligente que aborda desde un punto de vista personal, subjetivo e íntimo esta obra mítica y medular para la historia de la música vocal del siglo XX.
Una experiencia muy interesante.