Atlas és una revisió crítica del cos i la imatge com a subjectes de memòria. Atlas és una màquina per agenciar-se d’una biografia compartida. Un diàleg circular que vincula cossos vius i cossos – imatge, on estan presents totes les edats dels cossos, i totes les edats de la imatge. És una immersió (documental de cos) per portar del passat moments que en la seva revocació són sempre diferents, passats mòbils que es desplacen en cada representació.
Com pot funcionar ara el nostre cos al servei de la nostra història, de la nostra biografia, al servei de nosaltres mateixos?
El cuerpo como memoria: receptáculo y generador. Pasado y presente, como testigo móvil de todo aquello que aconteció y de lo que queda por pasar. Confrontado con la imagen familiar, con los que le precedieron. Ligado a las experiencias que mantuvo. Repleto de novedades con las que progresar. Cuerpo circular. Cuerpo de los cuerpos.
Con estas premisas se ha presentado en la Sala Hiroshima de Barcelona, dentro del proyecto Circula! de creación y formación en danza que promueven diferentes asociaciones del sector, la première de Atlas: una mirada crítica a la memoria desde el cuerpo. Aunque sería probablemente más acertado decir que se trata de un toque de atención, por cuanto cada centímetro de nuestro organismo retiene lo que configuró (incluso antes que naciera) y que proyecta en su futuro.
Es un solo, interpretado por Olga Clavel. Con diversos registros: una muestra de esa combinación de vivencias con los que una buena bailarina va llenando de sentido su gesto, con los años. Desde apuntes más clásicos en la segunda parte, a una capacidad de expresión física audible en un primer fragmento prácticamente a oscuras, con la inteligente iluminación de Hipólito Patón y Diego Sánchez. El talento de la intérprete es indiscutible, tanto en el trabajo a ras de suelo, como en las ejecuciones más físicas.
Tratan de cosas conocidas: con la fragancia de lo emocional. Tatiana Clavel es su directora y coreógrafa: son hermanas. Uri Canalías, compañero de Olga, es el músico discreto, voz tensada y penetrante que desde la guitarra acentúa este milagro que vienen a celebrar. No otro que la vida en presente, significativamente cercana a todo aquel devenir.
Una pieza que se construye desde la sencillez y el buen gusto: un finísimo humor y una referencia mordaz a la situación que viven muchos de los artistas en este entorno. Construir con tan poco, algo tan intenso, y acertar en el uso de los audiovisuales como parte imprescindible de la propia dramaturgia, mérito de Raúl León, es porque detrás hay un arduo esfuerzo de investigación, de impregnación, para con una historia que es a la vez bella y comprometida.