Inspirado en la idea de la famosa película, estrenada en 1968, a la que pretende homenajear. El film es un gran espectáculo cinematográfico realizado con muy poco dinero, actores no profesionales, y mucha imaginación que se ha transformado en un hito del cine del terror y que ha dado paso a múltiples secuelas, todas inferiores.
De la película solo queda el protagonista de raza negra, los zombis y el primer de los cuatro finales del espectáculo. Porque hay cuatro finales, teóricamente elegidos por el público a mano (el programa es una mano) alzada, pero que ya están determinados. El segundo con héroe supremacista blanco. El tercero con heroínas femeninas y el cuarto con todos sacrificándose por los otros y todos zombis.
Todos los finales acaban con el tiro de gracia de los dos impresentables sheriffs gordos sebosos, machistas y racistas.
El lenguaje y los sketchs andan sobrados de humor grueso. Los ingleses también cultivan este tipo de humor.
Hay quien dijo que había algo de Monty Pithon, para nada, el humor irreverente, rompedor y ácido del grupo está a un alto nivel y aquí nos movemos a ras de suelo, mucho más cerca de lo peor de los hermanos Farrely (Dumb and Dumber, to) o de Seth Mac Farlene (American Dad, Mil maneras de morder el polvo).
De lo que se trata es que los espectadores que han pagado las entradas más caras, 50 euros, se vean expuestos al asedio de los zombis, a los sustos permanentes y a que le lleguen chorros de sangre, miembros perdidos por algún monstruo, fluidos de incógnita procedencia o directamente vómitos. Para protegerse reciben un chubasquero. Estos espectadores están situados en el centro y en la parte más adelantada de la platea, delimitada por los pasillos (laterales y central). Para justificar el precio también tienen ocasión de vivir previo a la función un scary tour por los camerinos.
Lo mejor los efectos, los actores y los zombis
En medio de todo esto, una parodia de las sit coms (comedias de situación), que tiene realmente gracia. Irregular la parte interpretativa con momentos conseguidos y otros no tanto. Entre todos y todas ellas, la gran Mercé Martínez interpretando al supremacista y fascista McClelland sheriff-jefe. Para sus admiradores se reserva una mini canción al final donde lanza su chorro incontenible de voz. Con ella Roger Julià (Rhum i cia), dirigiendo e interpretando a la vez uno de los protagonistas, Victor G. Casademunt (Adeu Arturo, Grease, Rent), Malcolm Mc Carthy (Gazoline, La riera), Alexia Pascual (Euforia), Jordi Soriano (Polonia, co-fundador de Improshow), Nesa Vidaurrazaga (Polonia), Miriam Tortosa (El terrat), Xavi Carreras (Estranys en un tren), también regidor, Elena Troyano (Golfus de Roma), también encargada de la peluquería y el maquillaje, notable y exhaustiva labor la suya, y la horda zombi realmente espectacular Arnau Boces, Matías Flores, Núria Hernández, Clara Mingueza, Eli Navarro y Adrià Rosell. Completamos la ficha técnica con la música de Oriol Padrós, los efectos especiales de maquillaje, David Ambit y Alba Bautista; los efectos especiales ambientales In Extremis-Pep Claret, la escenografía de Pizarro Studio, el vestuario de Núria Cardoner, la iluminación de Silvia Kuchinow, el espacio sonoro de Jordi Ballbé, la caracterización de Núria Llunell y la coreografía de Sarah Anglada.
El origen
The Night of the living dead live, fue escrito por Christopher Bond, Dale Boyer y Trevor Martin y creado por Christopher Harrison y Phil Pattison. La adaptación que se puede ver en el Teatre Condal es de Daniel Anglés. El espectáculo original se estrenó en Londres en el 2019.
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