La seva història, i una música que van directes al cor i a les emocions, han convertit aquest títol en una de les òperes més emblemàtiques i cabdals del repertori clàssic. La “tragèdia japonesa” del mestre Puccini desembarca a Peralada sota la mirada del director d’escena Joan Anton Rechi, en una coproducció del Festival i la Deutsche Oper Am Rhein. Rechi, que s’ha envoltat de fidels col•laboradors per a l’ocasió, - Mercè Paloma firma el disseny de vestuari i Alfons Flores l’escenografia-, presenta una Madama Butterfly torbadora i emocional, situada en el poètic univers de la destrucció. La narració, situada en el període més obscur de la ciutat de Nagasaki durant la Segona Guerra Mundial, converteix la tragèdia que afecta a la pròpia protagonista femenina immersa en la desolació, en una tragèdia també col•lectiva, que afecta a tots els personatges de la història. Com ja ve essent habitual, el Festival ha reunit per a la cita operística de l’estiu a primeres espases de la lírica internacional; la soprano albanesa Ermonela Jaho, la Madama Butterfly dels nostres dies, serà Cio-Cio-San a Peralada. Al seu costat, el tenor americà Bryan Hymel i el baríton Carlos Álvarez, seran el tinent de la marina dels EUA B.F Pinkerton, i Sharpless, cònsol dels EUA a Nagasaki, respectivament. Ambdós cantants coincidiran altra vegada després d’haver inaugurat el passat mes de desembre la nova temporada d’òpera del Teatro Alla Scala de Milà amb el mateix títol puccinià. La mezzo-soprano gironina Gemma Coma-Alabert, enguany artista resident del Festival Castell de Peralada, posarà veu a la fidel serventa Suzuki. Completen el repartiment el tenor Vicenç Esteve Madrid com a Goro i l’emergent baríton Carlos Pachón, guanyador del Premi extraordinari Festival Castell de Peralada al concurs de cant Francesc Viñas, al rol de Príncep Yamadori. El Cor del Gran Teatre del Liceu torna al festival i el director musical Dan Ettinger dirigirà al fossat l’Orquesta Sinfónica de Bilbao, en el que serà el debut d’aquesta jove batuta a l’estat espanyol. Senyores, senyors, l’espectacle està apunt de començar!
Peralada con su festival de verano se ha caracterizado por presentar puestas en escena interesantes de óperas convencionales, con elencos de primeras figuras. La última versión que se vio de esta famosa obra de Giacomo Puccini (1858-1924) fue la realizada por Lindsay Kempt y protagonizada por Cristina Gallardo Domas en una producción inolvidable, sumamente apegada al Japón real y con una cio Cio San construida como una mujer destruida psicológicamente.
En esta versión, vivimos una Nagasaki anterior a la bomba atómica y Pinkerton regresa a una ciudad tan destruida como la vida de su primera esposa. La ambientación elegida por Anton Rechi y su equipo es acertada visualmente, pero no aporta nada más allá de un marco distinto a la historia. En cuanto a la dirección de actores, la verdad es que la historia se cuenta perfectamente, se establecen claramente las relaciones entre los personajes pero creo que no se hallaron muchos de los matices de interpretación que requiere una obra tan difícil de explorar psicológicmaente. Algún fallo técnico (encendido de la butaquería en algún momento inoportuno) y alguna desincronización o accidente (A Cio Cio San se le perdió el cuchillo al final), fueron patentes pero no ensombrecieron el desarrollo del montaje.
En obras como esta, las verdaderas preguntas que cambian la manera de interpretarse están ligadas a la protagonista ¿Realmente el conflicto de Madama Butterfly es amoroso o relativo al concepto de honor y orgullo? ¿Cuál es el mecanismo psicológico que usa Cio Cio San? ¿Se auto convence de estar enamorada o solo está huyendo de su vida como Geisha? ¿Su enamoramiento la hace sumisa u orgullosa? Las respuestas distintas a estas preguntas (es evidente que no hay una sola respuesta acertada) es lo que le dan los diferentes matices a las interpretaciones inolvidables de este personaje, además de los muchos retos vocales que presenta a sus intérpretes.
En el caso de Ermonela Jaho encontramos a una intérprete interesante, con agudos brillantes, buenos pianísimos y muy eficiente en cuanto al trabajo actoral. Quizá demasiado metálica la voz para el personaje y no siempre con los matices psicológicos que se pueden desarrollar, pero nos hizo pasar una velada muy agradable.
No así el tenor, Bryan Himmel, cuya impostación es demasiado abierta y el fraseo un poco descuidado. La Susuki Gemma Coma-Albert fue muy refrescante por los muchos detalles novedosos que enriquecieron su trayectoria como personaje. Quién nunca deja de sorprendernos con la calidad vocal e interpretativa de su trabajo es Carlos Álvarez, sea el papel protagónico, de apoyo dramático o generador de la acción escénica. En este caso, su Sharpless no es la excepción tanto vocal como actoralmente es impecable.
La orquesta Sinfónica de Bilbao dirigida por Dan Ettinger, hizo una muy buena interpretación de la colorida y riquísima partitura de Puccini, aunque a veces faltara equilibrio sonoro con las voces, sobre todo con algunos personajes secundarios como el Bonzo de Pablo López Martín, a quien no fue fácil alcanzar a escucharlo.
Más allá de la experiencia deliciosa de estar en un hermoso lugar disfrutando de un buen espectáculo, Madama Butterfly es una obra compleja, interesante y que cada vez demuestra más su cercanía a la tragedia en lugar del melodrama, dependiendo de la profundidad de la interpretación que se logre. Es una obra íntima y emotiva, que puede caer en un lugar común pero nunca será algo corriente escucharla.