Cavalleria rusticana/ Damiano Michieletto

informació obra



Direcció:
Damiano Michieletto
Direcció Musical:
Henrik Nánási
Sinopsi:

Damiano Michieletto presenta el doble programa operístic per excel·lència, format pels dos títols més emblemàtics del verisme. Gairebé dos manifestos artístics i, gràcies al director italià, dues cares de la mateixa moneda, amb incursions de personatges de Cavalleria rusticana a Pagliacci i viceversa. Els recursos visuals de l’espectacle barregen temàtiques d’una òpera dins l’altra, ambientant l’acció d’ambdós títols a la Itàlia de la dècada de 1950 incidint en “mostrar un tros de vida”, tal com es canta al pròleg de Pagliacci.

Tornen al Liceu Roberto Alagna (en el doble paper de Turiddu i Canio), Marcelo Álvarez i Aleksandra Kurzak per recordar-nos, com Canio, que “el teatre i la vida no són el mateix”.

Una aclamada producció que el 2016 va guanyar a Anglaterra el Premi Laurence Olivier al millor espectacle operístic.

Crítica: Cavalleria rusticana/ Damiano Michieletto

18/12/2019

Cavalleria y Pagliacci para acabar el año en el Liceu

per Enid Negrete

El verismo es un estilo de composición con características muy determinadas tanto de estructura como interpretativas. El Liceo ha escogido dos obras fundamentales de este estilo para cerrar el año 2019, las famosas Cavalleria rusticana (1890) de Pietro Mascagni (1863-1945) y Pagliacci (1892) de Ruggero Leoncavallo (1857-1919), obras que casi siempre se representan juntas.

Ambas piezas de un acto con tramas que suceden en pequeños pueblos de Italia en época similares y con historias basadas en amores pasionales. También debe decirse que este estilo utiliza profusamente la propuesta wagneriana del leit motive, es decir, escribir temas musicales relacionados con objetos, momentos o situaciones específicas de las partituras y que cada vez que se tocan refieren al espectador a lo anteriormente mencionado.

Se escoge la producción del italiano Damiano Michieletto para representarla, con una propuesta que precisamente no toma en cuenta estos detalles estructurales y decide contar partes de una ópera en otra, sinceramente con bastante poco acierto, sobre todo en lo referente a la resolución que propone el director de la historia entre Santuzza y Mamma Lucia.

En parte este arreglo no acaba de embonar por dos razones básicas: la primera porque el tema del intermezzo de Cavalleria es el que se refiere al sufrimiento de Santuzza y usarlo como música de fondo para una historia de amor es bastante poco coherente, segundo porque realmente el espectador no necesita lo que se cuenta en ambos intermezzi, por lo que es un injerto innecesario dramáticamente hablando.

Además de ello hay algunos momentos verdaderamente fuera de estética, que se convierte incluso en chistes involuntarios, como la virgen de la procesión señalando a Santuzza con su dedo "acusador", lo cual no ayuda para nada a contar la historia, ni a desarrollar la trama. Lo mismo puede decirse del cambio de época o de los gritos silenciosos de Mamma Lucia. En contra parte tenemos que mencionar que el trabajo con el coro es original y muy bien logrado, además que la manera de hacer que el dúo de Nedda y Beppe se presente como una alucinación de Canio y su regreso a la escena fue quizá el mejor momento de la puesta en escena.

Pero donde el problema mayor aparece es en el reparto. Roberto Alagna se encontraba completamente incómodo vocalmente en el papel de Turiddu, su voz se sentía al limite. Mejora mucho en Canio, pero la verdad es que la escena de la obra teatral sobrepasa con mucho los límites de su voz.

Las sopranos, Elena Pankratova y Aleksandra Kurzak cumplieron con los papeles de Santuzza y Nedda, sin mayores alardes ni vocales ni histriónicos. Menor fortuna tuvieron los barítonos, Gabriele Viviani no siempre se escuchaba y faltaba mucho para que cumpliera con los requerimientos de dos papeles tan demandantes como Alfio y Tonio. Con quien de verdad uno no entiende las razones de su contratación ni de su sorprendente currículum, es Ducan Rock, una voz casi siempre cubierta por la orquesta y muy mal impostada. Fue abucheado por las primeras filas de la platea.

Los trabajos interpretativos más destacables fueron el de Maria Luisa Corbacho como Mamma Lucia y Mercedes Gancedo como Lola. La orquesta bajo la batuta de Henrik Nanasi fue de menos a más y, para la segunda ópera junto con el coro, consiguió un buen resultado.

Muy difícil disfrutar estas dos obras maestras con tantos sobresaltos y añadidos innecesarios.