La nova obra de Tolcachir, Perotti i Hermida sembla una pel·lícula de gran factura. Impressionen l’escenografia, la partitura interpretativa de les tres immenses actrius i la suggerent música en viu de Joaquín Segade. A l’obra, tres dones roden perdudes, però Tolcachir hi suma capes, prepara sorpreses, capgira les situacions i deixa empremta fins i tot en moments de silenci.
Des de "La omisión de la familia Coleman" (TA 2007), l’argentí no ha deixat d’omplir de màgia i humor el conte absurd de la quotidianitat. Habitual de Temporada Alta (el 2010 hi triomfava "El viento en un violín"), els seus espectadors fidels descobriran un altre Tolcachir amb aquest "Dinamo" que es va presentar al Festival d’Avinyó d’enguany.
(...) Saciados de drama, déjate llevar por una maravillosa puesta en escena que parece dedicada a los amantes de muchas de las películas indies de los USA. Una asfixiante caravana donde transcurre toda la acción. Tres mujeres a las cuales los sueños las abandonaron hace algún tiempo, ven como pasan sus días con una monotonía que las consumen. La aparición del tercer personaje, una inmigrante bielorrusa supondrá un leve pero definitivo trastoque a su aburrida existencia. La incomunicación empezará entonces a marcar el ritmo de las acciones, aunque no hay barrera insalvable.
En poco más de una hora, la historia se cierra con un montón de preguntas que asaltan la mente del espectador, no hay espacio temporal ni físico, es el público quien tiene que imaginarse un contexto para cada una de las escenas. A veces parece como si fuera una simple burbuja en medio de la nada, al que nada pudiera hacerla estallar.
Con dirección y dramaturgia compartida entre Claudio Tolcachir, Lautaro Perotti y Melisa Hermida, hechos que se nota, en todo el montaje, quizás el drama interior sea lo que más recuerde al clásico espíritu Tolcachir. Las interpretaciones abandonan la naturalidad de otros montajes costumbristas y se sumergen en un mundo a medio camino entre la realidad, los sueños y los efectos provocados por las drogas con personajes desestructurados que han desistido en su búsqueda de su lugar en el mundo. Este abandono no supone ningún drama, se agradece el despojo y la opción adoptada del viaje por mundos más contaminados de la mente humana.
Se agradece también que Claudio Tolcachir no haya optado por el camino fácil de hacer más de lo mismo e indagar otros territorios, en los que por lo que parece se va encontrar igual de cómodo que en los que ya transitó en el pasado. Dinamo sigue su camino hacia Burdeos-Murcia... ¡Viva la psicodelia!