El chico de la última fila

informació obra



Direcció:
Víctor Velasco
Autoria:
Juan Mayorga
Intèrprets:
Miguel Lago Casal, Óscar Nieto San José, Olaia Pazos, Carlos Morla, Sergi Marzá, Natalia Braceli
Sinopsi:

Germán és un professor de secundària a les mans del qual arriba la redacció d’un noi silenciós que s’asseu a l’última fila. A partir d’aquí, sorgeix entre l’adult i el xaval un vincle tan intens com perillós. Perillós per a ells i per als qui els envolten.

" “Confía en el lector, él completará”... Este es uno de los consejos que el personaje de Germán da a su alumno Claudio. Esa misma recomendación nos ha servido de guía durante el proceso de montaje: confiemos en el espectador, él completará (...). La complicidad establecida con el espectador, a través de ese procedimiento polisémico, ha supuesto uno de nuestros mayores retos (...). “Desde la última fila nadie te ve, pero tú los ves a todos.” La obra nos habla también de la curiosidad que genera la observación de los demás. Y sobre cómo los diferentes puntos de vista condicionan dicha observación (...).

De esta manera, el público puede observar las reacciones de cada personaje, no sólo en los momentos en los que está “en escena” sino en todo momento, sin estar dirigido más que por el transcurso de los acontecimientos y por su propia curiosidad. A mi juicio, el mayor placer que se puede sentir como espectador es el de ser cómplice de un código escénico determinado. Ojalá podamos compartir, aunque sólo sea un poco de esa complicidad con aquellos que ven la obra y que la conforman también, por qué no, a partir de su mirada." 

Victor Velasco.

Crítica: El chico de la última fila

24/02/2019

Gran literatura voyeur

per Juan Carlos Olivares

Un Bildungsroman dramatizado. Esa podría ser la etiqueta culta de El chico de última fila de Juan Mayorga. La menos culta sería uno de esos guiones de superación personal tan del gusto de Hollywood en el que se presenta el aprender como una tabla de salvación vital. La recurrente relación entre el profesor entregado y desengañado y el alumno conflictivo, abocado al fracaso, que guarda en su interior un artista brillante. Pero lo que convierte este texto en un serio candidato a clásico contemporáneo de la literatura teatral española es un elemento intangible añadido: el suspense de una amenaza nunca verbalizada. Eso y el perverso juego de una ambigua línea entre dos ficciones para alimentar aún más el placer secreto del voyeurismo que posee la literatura.

Andrés Lima visualiza esa tenue y atrayente frontera con un austero espacio cambiante (diseño de Beatriz San Juan), dominado por una cortina-lienzo en blanco cuyo variado movimiento crea espacios físicos, mentales y psicológicos, y por una dirección de actores que no se rige todo el tiempo por la convención realista. Una opción que se ejecuta tanto en el marcado gesto coreográfico del inasible personaje central -interpretado con inquietante presencia por Guillem Barbosa- como por soluciones interpretativas casi imperceptibles, como una media sonrisa indescifrable de Míriam Iscla o el rostro cual campo de batalla de deseos y miedos de Anna Ycobalzeta. Tanto ella como David Bagés y Arnau Comas (los tres unidos por la intimidad familiar perturbada por el intruso) resuelven muy bien su papel de personajes doblemente manipulados por sus creadores: el propio Mayorga y el genio precoz y peligroso.

En este conjunto de aciertos flaquea la contribución de Sergi López (el profesor destinatario de la insidiosa novela por entregas). Quizá el único del reparto que se limita a explotar una única dimensión de su personaje cuando el autor le ofrece todas las capas de su compleja relación entre él y la ficción que como una telaraña peligrosa le teje su alumno aventajado. Sólo en un momento de directa defensa de su territorio personal parece encajar su visión del carácter con el planteamiento psicológico del autor. Todo lo contrario que Iscla. En sus escenas finales con Barbosa culmina maravillosamente esa atmósfera malsana de atracción y rechazo, de intenciones sin nombre, que hacen que El chico de la última fila sea un texto destacado. Ella, que huele desde el inicio el peligro y que acaba por acogerlo con extraña naturalidad. El magnetismo de la amenaza invitada a pasar que posee el cine de Haneke o el personaje de Konrad de Confidencias de Visconti.