El primer baró de Maldà, Rafael d’Amat i de Cortada (Barcelona, 1746-1819), tenia dues grans passions: la xocolata, en consumia almenys un parell de tasses al dia; i la música, assistia a tots els concerts que podia i n’organitzava al seu palau del carrer del Pi. El cicle de música antiga Maldà 1700 recupera el fil històric del nostre espai i recrea la realitat cultural de la Barcelona del S.XVIII. Volem que experimenteu allò que els ciutadans podien gaudir a casa nostra amb petits concerts de cambra acompanyats de la xocolatada, tan popular en aquell moment.
Programació:
16/12 a les 12:30h. ‘Cello & Batec’. FRANCES BARTLETT & JORDI RALLO
23/12 a les 12:30h. ‘Músiques de la Sereníssima’. TRIO BARROC DEL CAFÈ
Col·laboració amb l'Escola Municipal de Música Can Ponsic
25/11 a les 12:30h 16/12 a les 12:30h 23/12 a les 12:30h
Emma Raventós, Emma Sarrate, Guillem Sedó i Lluc Bonal, flautes de bec
Jordi Argelaga, professor
Contrapunctus I de L’art de la Fuga, Johann Sebastian Bach
Bel Solà i Berta Torrent, violoncels
Clara Hernández, professora
Canon à due violoncelli, uno entra una battuta doppo l’altro, Domenico Gabrielli
Agnès Cardona, Arnau Botey, Joana Badia, Mireia Vilalta, Nolasc Sedó i Sílvia Cuartero, flautes de bec.
Oriol Bosch, viola de gamba.
Anna Romaní, Clara Hernández i Mon Monfort, professores.
Pavana i Ronda, Tielman Susato
Como cada año el Maldá nos regala una serie de mañanas dominicales llenas de música antigua y chocolate. Este año fueron cuatro sesiones, (pero solo puedo reseñar tres) en las que pudimos disfrutar desde la música meramente coral hasta la revisión contemporánea de obras antiguas.
En esta ocasión, además, una de las novedades fue el convenio logrado con la Escola Municipal de Música Can Ponsic, que hizo que jóvenes intérpretes abrieran y cerraran los conciertos, logrando con ello interesar a los niños y jóvenes en el arte musical antiguo, pero también atraerlos como espectadores.
Se debe destacar de este ciclo el concierto de la formación vocal Cantoría, integrada por Inés Alonso, soprano, Samuel Tapia, contratenor, Jorge Losana, tenor i director, Valentín Miralles, baix, cuyo repertorio abordó el arte renacentista ibérico, con una calidad impresionante. Fue un viaje por la vida religiosa, profana y el deseo carnal por igual. La claridad de las voces, la capacidad de interaccionar creando una amalgama de enorme nivel técnico e interpretativo son los rasgos más sobresalientes.
Por su parte la violoncelista Frances Bartlett abordó un repertorio también renacentista pero no sólo español, sino italiano y llegando hasta Bach, pasando por obra propia tanto en poesía como vocal. Este concierto fue el más débil de los que se pudieron reseñar, porque aunque en algunas obras el trabajo del percusionista Jodi Rallo era de gran ayuda y realzaba al violocello, en otras (sobre todo en la suite para violoncello solo en re menor) era un elemento prescindible. Por otro lado, una celista de la calidad de Bartlett debería de esperar a tener el mismo nivel de dominio técnico y expresivo en el canto, en la composición y en la escritura, que mostró en el violoncello, antes de abordar esas disciplinas, porque el resultado es bastante desigual.
El ciclo cerró con el bellísimo concierto Músiques de la Serenísima del Trío Barroc del Café, con un programa veneciano que nos hizo conocer más a compositores como Benedetto Marcello (1686-1739), a su hermano Alessandro (1669-1747), al repertorio desconocido de Tomasso Albinoni (famoso por un adagio que no escribió) y por supuesto, a Antonio Vivaldi (1678-1741). Este conjunto integrado por Joan Vives en la flauta de pico, Mireia Ruiz Puig en el clavecín, Daniel Regincós, en el violoncello barroco, de un excelente nivel técnico y con una calidad interpretativa remarcable, nos llevó por la excitante vida de la Venecia espelndorosa del siglo XVII.
Este esperado ciclo anual se ha convertido en un cúmulo de experiencias semanales, un viaje musical inolvidable y un mundo donde, por un lado podemos descubrir nuestro propio repertorio Iberoamericano, (cosa de gran importancia) y por otro lado revalorar y disfrutar a los compositores universales que nos regalaron siglos de música maravillosa, que a pesar de su lejanía en el tiempo están más cerca de nosotros de lo que creemos.