El público

informació obra



Intèrprets:
Nao Albet, David Boceta, Ferran Carvajal, Juan Codina, Laia Duran, Irene Escolar, Miranda Gas, Jaime Lorente, Pau Roca, Jorge Varandela, Nacho Vera, Guillermo Weickert
Producció:
Teatre Nacional de Catalunya, Teatro de la Abadía
Il·luminació:
Carlos Marquerie
Vestuari:
Sílvia Delagneau
Escenografia:
Max Glaenzel
Companyia:
Companyia de Circ "eia"
Direcció:
Compañía de Circo eia
Sinopsi:

Una oportunitat per descobrir un Lorca apassionant en una Sala Gran completament diferent i espectacular.

Un clàssic de la literatura espanyola i alhora un dels textos més lliures i exuberants de Federico García Lorca amb la mirada personal d’Àlex Rigola. Una apassionada reflexió sobre el teatre i la seva capacitat de transformar-nos.

Finalista en la categoria d'espectacle Premis de la Crítica 2015

Àlex Rigola, premiat en la categoria de director juntament Marits i mullers. Premis de la Crítica 2015

Espectacle finalista en la categoria d'espai escènic. Premis de la Crítica 2015

Espectacle premiat en la categoria d'il·luminació. Premis de la Crítica 2015

Espectacle finalista en la categoria d'espai sonor. Premis de la Crítica 2015


Crítica: El público

03/01/2016

Una obra maestra de Lorca y a partir de ahora también de Rigola

per Elisa Díez

(...) Con una Sala Gran recortada, con una escenografía de vibrante e imponente de Max Graenzel (con una iluminación poderosísima de Carlos Marquerie) que acompaña al espectador desde que éste entra por la puerta y le acompañará mucho tiempo después de la salida. Entre brillos y arena se dan cita los fantasmas del autor, sus miedos, sus frustraciones, sus deseos, la pulsión entre sus deseos más íntimos y lo que la sociedad marca, el teatro y la vida. Un teatro, que se ha aburguesado, ha dejado de interesarse por la vida, está muerto, y que Lorca a través del surrealismo intenta resucitarlo (las hormigas de Dalí o una Elena que no puede irse como si fueran los personajes burgueses de "El ángel exterminador" de Buñuel).

Pero teatro no es sólo texto, con una poesía y un puñal en cada verso, también es catarsis colectiva, brillantemente dibujada en en penúltimo cuadro, cuando Nao Albet canta "La canción del Pastor Lobo" y Laia Duran da luz a los versos a través de una hipnótica danza. Sin hacernos sangre, el último compás está marcado por esa desilusión que parece no tener fin y teñir la escena. Moribundo y sin opción, el teatro deja pasar a sus espectadores, que no han sido lo suficientemente valientes de presenciar la muerte en escena.

Federico García Lorca guardó en un cajón una obra que el pensaba que el público no estaba preparado para verla, después de acabar de escribirla en 1930. Hoy, y después de observar el comportamiento de la sala, no estoy del todo segura de que haya cambiado el signo de la afirmación. Gente abandonando su asiento antes de que acabarán los aplausos, ni el más mínimo bravo a una compañía, a la que una servidora hubiera estado aplaudiendo días, y para un texto, que a día de hoy está más vivo que nunca. El teatro sigue moribundo y sólo depende de nosotros resucitarlo, por lo que diría, y aunque no es de este texto, "tócala otra vez, Sam". Gracias, Rigola!