La favorite

informació obra



Il·luminació:
Dominique Borrini
Escenografia:
Jean-Pierre Vergier
Vestuari:
Jean-Pierre Vergier
Producció:
Gran Teatre del Liceu, Teatro Real
Intèrprets:
Clémentine Margaine, Eve-Maud Hubeaux, Daniela Barcellona, Michael Spyres, Stephen Costello, Markus Werba, Mattia Olivieri, Ante Jerkunica, Miren Urbieta-Vega, Roger Padullés
Dramatúrgia:
Lídia Pujol
Direcció Musical:
Dani Espasa
Sinopsi:

Després de l’èxit obtingut a París amb la versió francesa de Lucia di Lammermoor, Donizetti va rebre un nou encàrrec per a l’Opéra, en aquesta ocasió a partir d’un llibret d’Alphonse Royer, Gustave Vaëz i Eugène Scribe. El resultat va ser La favorite, òpera romàntica estrenada amb èxit. Una història que parteix del triangle amorós que mantenen Léonor, amant d’Alphonse XI de Castella, l’esmentat monarca i el jove Fernand, en ple segle XIV. Torna al Liceu l’obra donizettiana en versió original, i en francès. Ara amb la jove mezzosoprano francesa Clémentine Margaine, una cantant revelació. Com a Fernand, dos tenors d’èxit, Michael Spyres i Stephen Costello. 3

Crítica: La favorite

10/07/2018

El Liceo cierra su temporada con La Favorite

per Enid Negrete

La temporada del Liceo acaba. Ha sido una temporada de sorpresas como la espectacularidad musical y escénica de Demon o la belleza plástica del Tristan und Isolde de la Fura. Será muy difícil olvidar el increíble Andrea Chenier que Radavanovsky,  Álvarez y Kauffman nos trajeron, de la misma manera que casi nunca recordaremos el remontaje de L’Elisir d’amore de este año. Comenzó con un lindo recordatorio del placer de vivir típico de Rossini y se decidieron a terminar también con el bel canto.

Sin embargo, es muy sorprendente que un teatro como el Liceo se permita cerrar su temporada con una producción como ésta. Simplemente, está muy lejos de la calidad que se espera de un teatro de su importancia, para comenzar estéticamente. En la misma temporada en la que hemos podido ver montajes de escenografías espectaculares y propuestas arriesgadas estéticamente como las ya mencionadas, ver esta puesta en escena como final es decepcionante.

El error más visible recae en la dirección escénica y su trazo: El coro estaba siempre muy mal utilizado, con formaciones escéncias que se dejaron de usar hace cuarenta años. Los movimientos  recordaban mucho la ópera estereotipada de la que hemos huído hace mucho tiempo, donde el quehacer de los cantantes no se relaciona ni con las emociones de los personajes ni con la lógica de las relaciones que establecen entre ellos. Si a esto le agregamos una escenografía más estorbosa que otra cosa, pasada y a penas iluminada, tenemos como resultado un montaje que no establece ninguna relación espacio- tiempo verosímil, cosa a la que tampoco ayuda un vestuario exagerado y con una estética discordante. Es bastante incomprensible que el público no haya abucheado esta producción, cunado siempre es tan propenso a hacerlo.

Mejor estuvo la dirección musical y el trabajo del elenco en sí mismo. Hay que destacar y muy claramente a la mezzosoprano  Clémentine Margaine, cuya voz aterciopelada y profunda hizo una muy buena interpretación del complicado papel protagónico.  A su lado el tenor Micheal Spyres, como siempre que lo escuchamos, deja una sensación agridulce, pues su fraseo y su voz son realmente interesantes, pero la región más alta de su teistura no está técnicamente resuelta y los agudos son opacos a pesar de la seguridad con la que los emite. Pareciera que Miren Urbieta-Vega está lista para cantar papeles de mucha mayor responsabilidad que Inés. Esta joven soprano tiene una voz brillante y clara, que nos alegró mucho el inicio de la obra, que no es el caso de Markus Werba, quien cumplió discretamente con el papel de Alphonse XI. Por su parte el bajo Ante Jerkunica hizo un muy confiable trabajo con el papel de Balthazar.

Muchos han sido los directores y diseñadores que han demostrado que el bel canto es un género que permite lecturas muy interesantes e innovadoras. Este montaje no es una muestra de ello. Nos vamos al verano soñando con los agudos de Puritanos.