La ira de Narciso. Gerardo Otero

informació obra



Direcció:
Corina Fiorillo
Escenografia:
Gonzalo Córdoba Estevez
Vestuari:
Gonzalo Córdoba Estevez
Il·luminació:
Ricardo Sica
Ajudantia de direcció:
María García de Oteyza
Assesoria de moviment:
Viviana Iasparra
Companyia:
Albert Vinyes, Ale Risorio
Sinopsi:

La estadía del autor, Sergio Blanco, en un hotel de la ciudad de Liubliana, es la base del relato de este monólogo. El motivo del viaje es dar una conferencia sobre el mito de Narciso. La habitación 228 se transforma en el escenario de los encuentros entre el autor y un joven actor esloveno que acaba de conocer. La belleza, los mitos y la venganza, temas centrales de la conferencia que impartirá, tejen un fondo sobre el que el protagonista nos cuenta su historia.

La perfección del hotel, del viaje y la compañía se ve enturbiada ante el descubrimiento de una mancha de sangre en el empapelado de la habitación. Esa mancha marca un antes y un después en los sentimientos, en los pensamientos y en el propio relato de los hechos. Un crimen violento ha tenido lugar en ese mismo sitio y de repente se comienzan a desvelar los macabros detalles que conciernen a ese asesinato.

El thriller nos guía a través de un laberinto de narración y confesión, donde la soledad, la sexualidad, la muerte y la belleza tienen un lugar de especial importancia. El autor nos guía en una mezcla de realidad e irrealidad que conforman la autoficción: capacidad de producir un relato a partir de una vivencia personal. La búsqueda de uno mismo en la poética y también en la imaginación se hace tangible a través de la intriga policial negra.

Tras la muy elogiada Tebas Land, Corina Fiorillo vuelve a dirigir un texto del dramaturgo uruguayo Sergio Blanco y con un brillante Gerardo Otero en la actuación, (La omisión de la familia Coleman, Tebas Land, entre otras).

Crítica: La ira de Narciso. Gerardo Otero

22/10/2018

Los cuentos de Sergio Blanco (1 de 2)

per Alba Cuenca Sánchez

No es casualidad que los encargados de poner en escena el monólogo La ira de Narciso fueran el actor Gerardo Otero y la directora Corina Fiorillo, quienes ya montaron Tebas Land en su versión argentina. Y es que ambos textos, obras del franco-uruguayo Sergio Blanco, tienen mucho que ver. En ambas obras, el autor construye a su propio alter ego para que nos conduzca por un extravagante y algo macabro recorrido creativo.

En La ira de Narciso, que se puede ver estos días en La Badabadoc de Barcelona, el actor-personaje protagonista nos cuenta como Blanco le llamó para proponerle un papel y, a partir de ahí, interpreta al propio autor para relatarnos en primera persona los hechos que inspiraron su historia. Así, a caballo entre la narración, la conferencia y la interpretación, asistimos a un thirllesco y metateatral viaje lleno de humor negro y con algún que otro giro inesperado.

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A nivel de puesta en escena, es evidente que los dos montajes son muy distintos. En el argentino, Fiorillo y Otero combinan el uso de la proximidad de la sala, con la que interpelan y se ganan al público, con el juego de música y proyecciones,manipulado muchas veces por el propio actor, que da profundidad al espacio y le incorpora una dimensión más poética.

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En definitiva, ambas propuestas atraen por unos planteamientos originales y un vocabulario fresco, desinhibido y muy actual. Nos hablan desde el yo, el aquí y el ahora, de tú a tú. Ese es el sentido de una arte presente como es el teatro. Y al final, cuando un montaje vale la pena, eso se transmite.

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