Guy Cassiers és un dels grans referents europeus de la creació escènica. Indagador excepcional, els seus espectacles combinen tecnologia i literatura.
Actualment treballa en un projecte sobre textos de Jonathan Littell (The Littell project), que inclou dos muntatges: aquesta performance basada en un assaig de Littell ("Le sec et l’humide") sobre el llibre "La campanya de Rússia" del líder belga nazi Léon Degrelle, i, per al 2016 (amb la col·laboració de Temporada Alta), una peça sobre la novel·la "Les Benignes".
A "Le sec et l’humide" Cassiers experimenta tècniques de distorsió sonores i ens posa en la pell d’un historiador que va perdent el control del tema durant una conferència sobre Degrelle.
Como acto performático Le sec et l'humide resiste el embate del derroche de datos, una verborrea difícil de contextualizar si no se es un ducho en la materia. A pesar de eso, poco a poco entiendes que no va de coger cada dato, sino de encontrarle un sentido común a la propuesta. Como, de alguna manera, somos los conejillos de indias de un proyecto mayor.
Y mientras observamos atónitos esta clase magistral de líquidos y sequedades no aptas para ser digeridas después de comer, la hora de función pasa, en algunos momentos más lenta de lo que debiera. La frialdad de Filip Jordens en la exposición y una escenografía de lo más aséptico más que ayudar, aleja al público de escena.
Interesante, sí, pero quizás los elementos, el contexto hubiera debido ser otro, La duración es la justa, un poco más hubiera sido excesivo. Lo hemos visto y ¿ahora qué? Quizás nada.