Que un mal día lo tiene cualquiera es asumible, pero Manifesta debe ser la suma de muchos malos días. Obskené la compañía que va entusiasmar con Fuenteovejuna ha pasado de la adaptación de textos clásicos al circo. Un espectáculo que fusiona efectos visuales, sonoros, circo y texto y que no funciona. Unos treinta primeros minutos de repeticiones, con un texto que busca la parte poética pero que resulta monótono y por momentos ininteligible. Como en cualquier otro espectáculo las cosas deberían tener un porqué, todavía no entiendo porqué hace falta una tirolina, porqué se utiliza el circo como elemento accesorio (y totalmente prescindible) de una serie de monólogos, proclamas políticas y no se le da un contenido, una razón de ser.
Dicen que los últimos minutos son de subidón, subidón, no aguanté la verborrea del principio y acabé sucumbiendo en "pies para que os quiero". El final de fiesta no fue el esperado y los ojos decidieron cerrarse antes de lo previsto.