Esto no es una sinopsis, es un aviso.
AVISO: Esta obra es un escupitajo, una vomitona y un acto de resistencia frente a la violencia real. Un pedo, un acto insubordinado y confesional que pone en jaque a todos los fascismos que pretenden crear en torno suyo un sistema totalitario. El público que vea esta obra correrá el riesgo de la posibilidad de revolución.
La nariz de payaso, le digo a los alumnos del clown, sirve para protegernos de los fascistas; pues, ahora voy yo y dedicado a ellos, a los clown y a los fascistas, me enfrento a este texto con la cara descubierta.
Entiéndase el fascismo como algo que impone, prohíbe, desprecia y deseduca, con esa arrogancia que tienen los que no son capaces de reírse de sí mismos, y que está instalado en todos los órdenes y en todas las épocas y en todas las ciencias, en todas las guerras y en todas las esquinas; y es mundial porque a todos nos resulta cercano. Bendita demagogia.
En mitad de esta España estancada que nos pertenece y que ha permanecido tan al margen de todo conflicto, según los libros, que hasta ni siquiera reconoce los que ha tenido, "Mi relación con la comida" pudiera ser una matemática de combinaciones entre las pobrezas de aquí y allá, las culturas de clase, los fascismos cotidianos versus genocidios, pero no es sólo eso sino que también ofrece un suculento estudio para salir de todo, a veces con soluciones poco optimistas.
Esta obra se revuelve en contra de todo aquel que camina en dirección opuesta a los que están más jodidos con una rebeldía en barrena tan bestia, una rebeldía en estado de gracia tal, que supera con creces a mentes como las de Marx, me refiero a Karl, Platón, Jacques Lecoq a propósito de los bufones para quién no sepa quién es, y la de Darío Fo.
Premi SGAE de Teatre 2004
Tothom sap que Angélica Liddell és radical des de la primera persona del singular. Ella s'infringeix a ella mateixa (o al seu personatge a l'escena?) una disciplina quasi militar, estoica. Amb molts punts de dolor. Sense ni una punta de compassió. I aquest mateix tractament, passat pel tamís de l'escena, rep l'espectador. Són experiències de dicurs implacable. Què passaria si un text de la Liddell no fos interpretat per ella mateixa? Sembla que la situació hauria de caure en el ridícul. I no, gens. Esperanza Pedreño assumeix el paper d'aquest muntatge i demostra qu el discurs es manté vigorós. La posada en escena fa atractiu i entenedor el discurs. Perquè és una conferència il·lustrada amb lleus respirs per dirigir-se al públic i increpar-lo amistosament.
No hi ha més bellesa que la dura realitat. Un bany d'aigua freda per treure prejudicis i descobrir-se nu i fràgil com un núvol a mercè de la tempesta.