Las formas musicales renacentistas, como el motete o el madrigal, son estructuras que nos parecen muy alejadas de nuestro universo sonoro, pero sin las cuales no podría explicarse la música de nuestros días. El madrigal renacentista, casi siempre sin acompañamiento y dedicado a varias voces que se relacionan de manera polifónica, estuvo siempre escrito en la lengua vernácula de cada uno de los países donde se manifestó y no sólo fue importante como composición musical, si no también como obra poética. Desde Italia comenzó su viaje para conquistar los países flamencos y la Inglaterra isabelina, de todos los reinos en los que se insertó, el madrigal obtuvo diferentes aportaciones, introduciendo argumentos nativos de cada lugar, como festividades estacionales, danzas moriscas, bodas rústicas y muchas otras más.
Es por ello que el exprimento realizado por Julia Sesé con el concierto coral que apoyó este año el Festival de Peralada, tiene todo el sentido, si se piensa en un viaje através de casi cinco siglos, que incluye, por supuesto, a Claudio Monteverdi (1567-1643), a una compositora rescatada y absolutamente brillante, Madalena Casulana (544-1590), pero sobre todo a siete jóvenes compositores y compositoras catalanes, que escriben madrigales desde su propio y personal lenguaje.
El programa abrió con el estreno de Xavier García Cardona, Així como cell qui es veu prop de la mort, una obra con un interesante uso moderno de la polifonía que incluía disonancias y texto parlato. A esta linda pieza coral, le siguió un encargo del festival Canto del lobo, a partir de un fragmento de la obra Lamentationes leremice prophetatoe de Alonso Lobo (1555-1617), otro compositor a descubrir. Esta obra fue escrita por Aurora Bauzá y Pere Jou, se debe destacar que es un experimento espacial, lumínico y sonoro, sumamente interesante y bello. Minimalista y en crescendo, la música te iba envolviendo como espectador física y sonoramente, aumentando también en complejidad y sonoridad. Joan Magrané presentó Come fontana piena un trabajo que usaba la polifonía de manera astuta y divertida.
El cuarto número era el dedicado al rescate, ya mencionado de la obra Ahi possanza d'amor del segundo libro de madrigales a cuatro voces de Madalena Casulana, extraordinaria muestra de la calidad de la escritura femenina renacentista. Italiana de nacimeinto, cantante e intérprete de laúd. La primera compositora en tener un volúmen impreso de sus obras. Escuchar esta obra nos hace entender el por qué fue publicada, pero también nos cuestiona sobre todo lo que hemos perdido al negarle su voz al talento femenino a lo largo de tantos siglos. Quizá por eso mismo aplaudimos tanto que las obras de tres compositoras, (Aurora Bauzá, Anna Campmany y Helena Cánovas) participantes en este concierto fueran de tan buena calidad y, sobre todo, que las pudiéramos escuchar bien interpretadas.
Otro encargo del festival fue el estreno de Anna Campmany, quien también cantó como solista: Si jo oblidés ma cantera, una obra encantadora cuyo juego con las texturas musicales se relacionó con el creativo trabajo de iluminación de Cesc Barrachina. Una pieza redonda y cuya referencia al madrigal estuvo siempre presente.
Carles Prat presentó Tanto gentil a l'estil madrigalesc, que realmente era un madrigal estilísiticamente renacentista. Seguido por una de las obras menos conocidas de Claudio Monteverdi, pero sumamente importante para la historia de la música, como todo el quinto libro de madrigales al que pertenece, del que Fetis, el tratadista francés del siglo XIX, opina que con esta obra “Monteverdi concluyó la transformación de la tonalidad, creó el acento expresivo y dramático a la vez que un nuevo sistema armónico”. Una muy precisa y disfrutable interpretación de esta composición la que nos regaló el coro de cámara del Palau de la música Catalana.
Helena Cánovas, la joven compositora que además al día siguiente estrenaba su ópera Don Juan no existe, participó en este concierto con Intorno a due vermiglie e vaghe labbra, con mayor fortuna que con su ópera. Una obra que usaba recursos de sordina vocal y que nos mostró un interesante manejo de texturas sonoras. Cerraron con el Jubilate Deo de Josep Ollé, también de excelente factura.
Un programa hermoso, diferente y actual.
