Dos homes, dues dones, quatre guitarres: Barcelona 4 Guitars és la proposta que combina un repertori excel·lent i una interpretació impecable amb petites dosis de comicitat i simpatia. El resultat: una altra manera de gaudir d’un concert, en el qual el plaer de somriure farà créixer al plaer d’escoltar música.
Quatre guitarristes de talent i prestigi, amb carreres en solitari consolidades, i avalats per crítiques entusiastes de la premsa especialitzada, premis de concursos internacionals i concerts a les millors sales d’Europa, Amèrica i Pròxim Orient, són els encarregats de dur a terme aquesta proposta.
El Palau de la música, dentro de su programación dedicada a los Maestros de la Guitarra, anunció un concierto para cuatro guitarras, llevando por título Versus. Este festival se realiza de manera ininterrumpida desde el año 2000 y reúne algunos de los mejores exponentes nacionales de la interpretación guitarrística y abarca, sobre todo, el repertorio español.
Todos los que acudimos llevábamos expectativas de muchos niveles, pero la duda de si no se trataría de un espectáculo para turistas se sembró en nosotros cuando vimos el programa integrado por Carmen de Bizet, el Bolero de Ravel y otras piezas sumamente conocidas de autores extranjeros como Bach, Tchaikovsky o Schubert.
Todas las dudas se disiparon cuando oímos una versión excelente y perfectamente bien interpretada de la famosa Carmen, también cuando una partita de Bach nos dejó clara la calidad de los intérpretes, pero sobre todo cuando, además de tocar con un nivel de profesionalismo impresionante tanto la guitarra como diferentes laúdes, comenzaron también a hacer comedia.
Durante poco más de una hora, los cuatro intérpretes de este concierto(Manuel González, Xavier Coll, Ekaterina Záytseva y Belisana Ruiz) desplegaron habilidades musicales -en más de un instrumento- líricas, pero sobre todo, histriónicas. Fue una delicia ver a los cuatro tocar en una sola guitarra una versión tan compleja del Bolero de Ravel, pero también invitar a una espectadora a bailar el vals de las flores de Tchaikovsky para después reñirla por haber ensuciado el escenario o terminar con un guitarrista cantando como tenor y su compañera siguiéndolo en el órgano del Palau.
Lejos, muy lejos de la convención sobria de un concierto pero también de la risa fácil o de la superficialidad, este espectáculo estaba construido a partir de unos intérpretes de grandes cualidades y de una versatilidad pasmosa, que incluyeron a un actor haciendo el papel del nefasto asistente José Luis, que les hace la vida imposible y una estructura dramatúrgica que nunca dejó de sorprender..
Interesante trabajo que nos cuestiona cuándo la música se convierte en teatro y cuándo el teatro forma parte de la interpretación teatral, para entender que la ficción no es una mentira sino, simplemente, otra realidad.