Carlos Acosta és un dels grans noms de l’Olimp de la dansa mundial. El seu enorme talent i virtuosisme, combinat amb versatilitat i gran potencia masculina, han fet de les seves actuacions, moments únics en la història del ballet. Després d’una carrera excepcional com a estrella del ballet, la icona de la dansa internacional presentarà a Peralada i en primícia a l’estat, la seva nova companyia, Acosta Danza. Formada pels millors ballarins del país, la companyia amb seu a l’Havana, en els seus programes es poden trobar tant peces noves, com d’altres de ja existents de coreògrafs cubans que rarament s’han vist fora del país, així com també encàrrecs de noves peces a coreògrafs internacionals que s’inspiren en la seva nació tan emblemàtica. A Peralada, en què el mateix Acosta farà dues aparicions estel•lars, s’interpretaran El cruce sobre el Niágara de la coreògrafa cubana Marianela Boán, Faun de Sidi Larbi Cherkaoui, Alrededor no hay nada de Goyo Montero, End of Time de Ben Stevenson, Anadramous de Raúl Reinoso, així com Memoria de Miguel Altunaga i Two de Russell Maliphant interpretades pel mateix Acosta. Una nit de dansa excepcional per posar punt i final a la 31a edició del Festival.
La compañía Acosta Danza se presenta en el Festival de Peralda en el espaico conocido como El Mirador, un hermoso recinto, con vistas espectaculares y la posibilidad de tener a unos cuantos metros a los artistas, lo que da una idea de intimidad que no se tenía antes en el escenario de este festival.
La compañía dirigida artísticamente por Carlos Acosta es realmente singular y joven, no ha llegado a los diez años, pero que es una propuesta fresca y novedosa para la larga tradición dancísitica de La Habana, donde tiene una academia de danza, sin descuidar una carrera internacional digna de admiración. Está formada por jóvenes bailerines d emuy alto nivel y con una rigurosa preparación. sobre todo podemso hablar en términos generales de una gran limpieza y una expresividad propia de las latitudes a las que pertenecen.
En esta ocasión nos presentan un espectáculo donde incursiona en todas las raíces expresivas que nutren el mundo caribeño: las influencias africanas, latinoamericanas y por supuesto, la europea.
Una primera pieza con la coreografía de Puntus Lidberg, llena de la fuerza de la rumba caribeña pero con una sofisticación poco común. Seguida de un duetto formado por los excelntes bailarines Adria Díaz y Raúl Reinoso, donde el uso de la música es protagonista de una coreografía que nunca cae en un lugar común. Piezas traidicionales mexicanas y latinoamericas, nos hicieron pasar por todas las facetas de la relación amorosa sin contar una historia ya conocida, ni dejar de emocionarnos profundamente. Este es un gran trabajo de Rafael Bonachela, quien además diseñó el vestuario y la escenografía con gran acierto, lo que le dio por resultado una concepción homogénea. Quizá lo mejor de la noche.
La segunda parte Híbrido muestra un mundo menos logrado que la primera, pero también muy interesante. Se trata de casi una distopia, donde se retrata un futuro imaginario nada halagüeño, pero que siempre tiene la misma alegría y energía caribeña, que se convierte en un sello propio de esta compañía.