Ballarina. Podré anar a tal lloc, relacionar-me, donar-me a conèixer, fer-me entendre, afermar la meva posició, deixar-me portar, saltar algun obstacle, forçar la situació, superar la meva pròpia marca, desconfiar, notar el rubor, tornar a intentar-ho, insistir, provar, provocar, rectificar la trajectòria, buscar l'equilibri, sortir sense ser vista, tornar, intentar-ho de nou, tancar els ulls, errar, sucumbir, caure, fondre'm o surar i retirar-me a temps.
Sònia Gómez en fa una n ova aproximació en la seva versió reload 2014-2024
Se anuncia que el último trabajo de Sonia Gómez, estrenado en el Festival TNT 2014 de Terrassa, es “un solo de danza para muy poquita gente.” A veces, ¿verdad?, todavía lo complicamos más todo. Quiero decir que este espectáculo a lo mejor no sería el mejor prólogo a un imaginado "libro fácil de lo contemporáneo" pero sin lugar a dudas reservaría el capitulo "mucha libertad" a esta coreógrafa y bailarina. Y eso es algo fácil de ver en las secciones en las que está dividida su interesante propuesta: “Andas como un pingüino/ Te mueves de manera interesante/ Vuelas/ Encuentras algunas posiciones cómodas/ No sabes decir la palabra imperecedero/ Te quedas pasmada mirando un objeto muy pequeño/ Y tres bailes” Siete secciones que toman un pulso a la verdad, al enfrentarnos a lo sutil del gesto, como si se tratara de las hojas de un cuaderno de abordo, el dietario de esa soledad en la que transitamos cada cual a su modo. Eso, reconocerán, forma parte de todos nosotros, aunque como se dice muy acertadamente habría que ver si solo unos pocos quieren pensarlo.
Los pingüinos y los flamencos sirven de imagen en el trabajo de Sonia: aves radicalmente opuestas entre ellas en su capacidad de volar. La torpeza de unos al caminar, frente a lo esbelto del vuelo de las otras; el carácter gregario de ambas especies; y su diferente comportamiento migratorio; sirve para que se trace en la pieza ese abanico de pequeños, cotidianos, mínimos gestos en los que todo coincide: el cortejo, la vida social, el asombro, el descanso, las dificultades. Nada que se aleje de lo que también nosotros, evolutivamente con un cerebro altamente desarrollado, hacemos la mayor parte de nuestro tiempo vital.
Aunque no siempre: claro. Y esos tres bailes con los que finaliza la pieza atesoran la especificidad de lo humano: entre el electrónico y el antártico, ahí está el nuestro. El baile apocalíptico final, lo llama. Un corolario brillante desde el punto de vista coreográfico, en donde se generan imágenes de gran belleza, entre la conciencia de existir y su carácter efímero.