El seu talent innat l’ha elevat a la categoria de geni. Director titular de l’Orquestra Filharmònica de Los Angeles i de l’Orquestra Simfònica Simón Bolívar, Dudamel ha estat el director més jove a dirigir la Filharmònica de Viena en el Concert de Cap d’Any ̶ esdeveniment reservat només als mes grans en l’art de la direcció musical ̶ , a més de ser un dels directors més guardonats de la seva generació. Les seves presentacions en viu captiven l’espectador i reprodueixen la seva filosofia de vida optimista, esperançadora i plena d’energia. Ferm defensor de l’educació musical i del desenvolupament social mitjançant l’art, el 2009 va ser considerat per la revista Time una de les cent persones més influents del món. La màgia del director veneçolà recalarà aquest estiu al Festival Castell de Peralada acompanyat de la prestigiosa Mahler Chamber Orchestra amb un programa únic que el converteix en tot un esdeveniment: El somni d’una nit d’estiu de Felix Mendelssohn amb l’actriu María Valverde com a narradora i la Titan de Gustav Mahler, una de les simfonies més apreciades i interpretades d’aquest gran compositor. Gustavo Dudamel ha manifestat en diverses ocasions que la primera vegada que va escoltar una orquestra simfònica va quedar atrapat. Ell causa el mateix efecte sobre el públic que assisteix als seus concerts.
Es un lugar común hablar de la música como lenguaje universal y cada vez es más frecuente hablar de ella como una forma de mejorar la vida de los menos favorecidos, sin embargo, se diga mil veces o una, sea un tópico o no, conciertos como el de esta noche nos demuestra cuánto es y sigue siendo verdad.
Este concierto presentó en su primera parte la música incidental para Sueño de una noche de verano de Félix Mendelssohn (1809-1847), con Mercedes Gancedo y Lidia Vunyes-Curtis haciendo los pequeños solos vocales y el coro de de Noies del Orfeo Catalá, toda la parte musical fue un disfrute sin duda, ya se pueden cuestionar más las imágenes en video (que pudieron ser más elaboradas y complejas) y el trabajo de Maria Valverde como narradora, que pudo haber estado más lleno de matices y cambios de personajes, pero que al final apoyaron un trabajo muy apreciable.
La segunda parte es donde las cosas se conformaron de una manera especial y única. Cuarenta y un músicos de todo el mundo interpretaron la primera Sinfonía Titán de Mahler, al lado de los profesionales de la Mahler Chamber orchestra. Esta agrupación ya es bastante especial por sí misma, primero porque sus músicos provienen de más de 20 países diferentes, segundo porque se gestiona por sus propios músicos de manera colectiva y tercero porque cada año se presenta en los cinco continentes del mundo.
Fue Claudio Abbado quién inició esta agrupación pero lo que más impresiona son los proyectos innovadores que incluye en su trabajo: Boxing Mozart, un proyecto que invita al público a participar en el proceso creativo a través de cajas de música, Feel music que trabaja con niños sordos y ahora con la fundación Dudamel en este programa para que jóvenes músicos de todo el mundo puedan compartir con ellos la experiencia de tocar Mahler.
¿Cuál fue el resultado? Una orquesta vibrante, espectacular y apasionada, con una sonoridad brillante, siempre bien controlada por Dudamel, con claridad en todas las secciones e individualidades muy precisas, de las que se tiene que destacar a la concertino, Meesun Hong-Colawan, cuya entrega y pasión es evidente y destaca entre los demás. Muy significativo que al final del concierto los músicos se despidieran con abrazos.
El gran acierto de Gustavo Dudamel en este concierto fue el de ser parte y lider y no la estrella a la que se le va a aplaudir. Pareciera que ha llegado a su fin la imagen central, divina y despótica de la mayor parte de los directores que le antecedieron. Así que este no fue un concierto de Dudamel, fue un concierto de Mendelssohn y Mahler, tocado por músicos jóvenes de todo el mundo y muy bien dirigido, y eso es lo que mejor habla de él.
Un concierto memorable que nos recuerda lo grande que son estos compositores, lo maravilloso de la música y la extraordinaria especie que somos cuando nos lo proponemos.