Un espectacle de Josep Maria Miró i Wanda Pitrowska a partir de la primera obra de teatre musical en llengua catalana. En aquesta ocasió, l’aclamada directora polonesa torna a pujar a l’escenari per reinterpretar amb la seva batuta imprevisible la primera sarsuela en llengua catalana que es conserva, desenterrada dels arxius per a l’ocasió. Una oportunitat excepcional per descobrir aquesta pedra angular del patrimoni català, amb 43 músics a l’escenari.
Una de las razones fundamentales para la conservación del patrimonio artístico, en general, y lírico en particular, son los referentes sociales que reflejan las diferentes obras que los conforman, de la misma manera que el retrato de una época, pero también de los valores que trascienden el tiempo y siguen siendo parte esencial de una comunidad humana.
Uno de los actores nos cuenta al iniciar la obra que siempre hay una tendencia a infravalorar el repertorio propio, considerándolo por debajo del internacional, y así se utilizan los nombre s de autores como Pitarra o Clavé para destacar los aspectos menos favorables de una obra nueva. Sin embargo, el hecho de que se utilicen como referente nos da una pista más importante: la importancia que han tenido estas obras en una época y lo mucho que han permeado a la sociedad de la que son producto.
No es una obra especialmente original ni musical ni dramatúrgicamente hablando, pero hay cosas muy interesantes a estudiar: se trata de una zarzuela con una estructura musical más cercana a la ópera de su tiempo que a la tradición de la lírica española, con una influencia profundamente marcada por el bel canto italiano donde se pueden reconocer a Vincenzo Bellini (1801-1835) y Saverio Mercadante (1795-1870) como principales fuentes, y que, más allá de la relación con su época, nos deja ver la esencia políglota de la sociedad catalana, sus cuestionamientos patrióticos y sociales, pero también su pasión por la ópera belcantista, todo lo cual vive hasta nuestros días.
El gran acierto de la puesta en escena es que no se intentó una reproducción arqueológica, sino una visión contemporánea del hecho artístico, con humor y novedad. Un reparto sólido, tanto actoral como musicalmente, una dramaturgia inteligente y una dirección de escena alejada de los lugares comunes, hacen de este espectáculo un espacio de disfrute.
Más allá de la valoración propia de la obra en sí, este montaje cuestiona nuestra relación con el patrimonio lírico Iberoamericano y cuánto de él podemos rescatar y revalorar, para lo cual tenemos que comenzar por conocer. Un largo camino.