Cuando a un texto rico y sugerente, se une un montaje sobrio y limpio y un reparto que raya en la perfección, el resultado es un buen espectáculo teatral que el público agradece.
El argumento
El joven iraní Amir Shrinyan llega a España pidiendo asilo político. El motivo es el de ser homosexual, hecho que está penado con cárcel, tortura e incluso pena de muerte en su país. El policía funcionario de aduanas destinado a su caso debe certificar la verosimilitud de su declaración, que resulta confusa y contradictoria. Dotado de un físico muy atractivo y de un gran poder de persuasión, consigue que le den el permiso de residencia. Su presencia despierta en el maduro policía un fuerte deseo que tenía reprimido. Cumplir con su deber o papeles a cambio de sexo. En su deambular de supervivencia vendiendo cerveza por las noches, Amir conoce y vuelve a utilizar sus armas de seducción con un tímido abogado de media edad. Pero al veinteañero Amir, listo en la calle, pero poco cultivado e inmaduro, su supervivencia como “chapero”, le acabará pasando factura, va labrándose su propio laberinto. ¿Realmente Amir es homosexual o miente hasta creérselo para evitar que lo deporten? Una obra que nos habla sobre todo de la dificultad de amar, de darse, de comprometerse, de luchar por ser uno mismo. El engañoso fuego de la pasión, del sexo por interés, más huida que entrega, se convierte en fuego devorador-destructor. Aunque el fuego también es sinónimo de purificación y como el ave Fénix se renace de las cenizas.
Grité y en aquel grito ardí
Callé y marginado y mudo ardí
De los márgenes todos me arrojó
Al centro fui y en el centro ardí.
Inicio de un largo poema del poeta musulmán persa Yalal Ad-din Muhammad RUMI (1207-1273), teólogo y místico sufí, con el que se inicia el espectáculo.
El autor
Siete años ha esperado este texto, en permanente actualización y retoque, hasta ser estrenado. Albert Tola es un alquimista de la dramaturgia, un permanente y meticuloso perfeccionista, pero que nunca olvida que una obra de teatro debe llegar al espectador y emocionarlo. “Los textos tienen unas energías que no controlas”. Esta obra es un texto poliédrico, sugerente, con muchas capas de lectura. Por encima de la sexualidad, homo-hetereo o bi, del drama de quien debe emigrar, de la dificultad por obtener los imprescindibles permisos, del choque de culturas, hay algo universal y que nos vincula a todos. Todos queremos amar y ser amados, pero como decía Sabina en una canción, no pidas amor sin espinas. En el libro de Erich From, El arte de amar, se puede leer “difícilmente podrás amar, si antes no estas en paz contigo mismo”. Los personajes tienen algo o mucho de nosotros mismos, de nuestras dudas y nuestros miedos, no se atreven a ser quienes quisieran ser, quieren amar y ser amados, pero no dan el paso, temen el compromiso, temen enfrentarse con las estructuras del poder que interfieren sus deseos. Muy conseguida la creación de este personaje Leila, alma-fantasma-conciencia-deseo, que en su onírica presencia le recuerda a Amir la hermana que nunca tuvo, los vínculos con sus raíces, la evocación de los abuelos, la mujer deseada.
Un texto crudo y poético a la vez, con pinceladas de sano humor y un final o comienzo espléndido que no revelaremos.
Para saber más sobre Albert Tola y su obra, www.coachingescritores.com/alberttola
La puesta en escena
Cuando leyó este texto, Carlos Rodríguez Alonso, sintió la necesidad de volver a dirigir un espectáculo. Actualmente es director gerente de la Asociación de directores de Escena de España (ADE) y redactor-jefe de la revista que mensual que editan (ADE-Teatro) y co-director de publicaciones de la ADE.
Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid (1985) y titulado en Arte Dramático, interpretación, por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), en 1989 y como director de escena (1990). Del 2003 al 2018, fue profesor en la University of Southern California en Madrid.
Su puesta en escena es limpia y sobria, sirviendo en todo momento al texto, puntuándolo. En esta adaptación escénica ha contado con Rodrigo García Olza, colaborador habitual como actor, director y dramaturgo de Albert Tola.
Un escenario desnudo, apenas dos prismas horizontales que se utilizan como lugares de encuentro y a la izquierda, retirada, una mesa que es la oficina de la aduana. Luces, proyecciones (imágenes concretas, pasadizos, imágenes abstractas), música y espacio sonoro (estos jadeos que pueden ser placer y huida), juegan un papel importante, casi subliminal.
Magnífica la elección y dirección de los actores, la elegancia con que están tratadas las escenas pasionales y sexuales y la desnudez explícita del protagonista en su doble vertiente de sumisión y fortaleza.
Los interpretes
Un elenco muy bien escogido que combina juventud y veteranía. Todos ellos y ella están excelentes en sus respectivos personajes que interpretan con convicción y solvencia. El joven actor Tomás Rodado, con ascendente familiar árabe, consigue una plena identificación con el personaje de Amir al que lo dota de este encanto, atractivo, sensualidad, picardía y vulnerabilidad que el texto requiere. Carlos Lorenzo Villoria es el contrapunto, con un potente físico y gran presencia escénica, interpreta al policía funcionario de aduanas. Consigue muy bien la ambivalencia de su poder y a la vez su fragilidad. Rodrigo García Olza construye al dubitativo abogado con una sutil interpretación llena de matices. Esther Berzal, la única presencia femenina, llena el personaje-metáfora, el fantasma-conciencia de fuerza y a la vez ternura y determinación.
Los veteranos
Carlos Lorenzo Villoria, es un actor con una larga trayectoria en el teatro y las series televisivas y Rodrigo García Olza es actor, director, guionista y profesor también con una larga carrera, junto a Albert Tola fundó la Compañía Nigredo.
Los jóvenes
Tomás Rodado es actor y cantante. Se formó en la escuela Tea Tres en su natal Murcia y protagonizó Nos quieren solos, de Tea Tres Producciones. Ahora reside en Madrid. Como cantante y compositor y con el nombre de Dado ha editado diversos CDs: S de Salamanca, Supermán (compuesto durante la pandemia y dedicado al heroico personal sanitario), Sonrisa de gorrión y Labios de limón.
Esther Berzal se graduó en Artes Visuales y Danza e hizo un máster de Creación Teatral. Ha participado como ayudante de dirección en varios montajes de Helena Pimenta y ha trabajado como actriz, artista circense y bailarina (siendo profesora en la escuela de Victor Ullate). Como directora ha puesto en escena diversas dramaturgias propias, Mi dolor es.., desarrollando su proyecto H l Arte.
El equipo técnico
Diseño de iluminación, Paco Ariza (AAI-Asociación de autores de iluminación-Adadi). Diseño de escenografía y vestuario, Victoria Velázquez. Música original y espacio sonoro, Álvaro Renedo. Videoescena, Alba Trapero.
Los productores
Un espectáculo de Nigredo y Teatro del Astillero, en coproducción de Behemot, Hiperbòliques Produccions, Elx 49 y Teatros del Canal , donde se va estrenar en Madrid en el mes de marzo.
Los coloquios post-función
En la función del viernes 3 de noviembre, pudimos asistir a un interesante y largo coloquio, Trànsits per les males nits, con el autor, el director y los interpretes, muy bien moderado por la también dramaturga Eva Hibernia, que mantiene en cartel estos días el espectáculo de su autoría Victorina (Teatre Akademia).
El próximo jueves 9 de noviembre, el coloquio tocará el tema “L´asil per orientació sexual, avui. Contará con la documentalista y activista Sonia Ros y estará moderado por Mercé Managuerra, actriz y directora de Dau al Sec, contando también con todos los integrantes de la compañía.
Text : ferranbaile@gmail.com
