Lessons in love and violence

informació obra



Direcció:
Katie Mitchell
Direcció Musical:
Josep Pons
Autoria:
Martin Crimp, George Benjamin
Sinopsi:

Lessons in Love and Violence és la segona òpera sortida de la col·laboració entre George Benjamin i Martin Crimp. Està basada en fonts medievals per explicar la relació obsessiva entre el rei Eduard II i el seu amant Piers Gaveston, que altera la vida dels tribunals i el benestar polític del país. Així, en aquesta obra s’explora com les relacions personals poden tenir conseqüències polítiques fatals: un rei que viu una estreta però inquietant relació amb la seva dona Isabel, els seus dos fills i el seu amant Gaveston. 

Les lliçons de composició i anàlisi de Benjamin amb Messiaen fan que prengui consciència de la importància de les riques orquestracions, els ritmes i els colors. Així, la partitura, d’extraordinària imaginació, capta perfectament l’atmosfera claustrofòbica i eròtica, així com les emocions intenses del drama, mentre que la directora Katie Mitchell ofereix una posada en escena contemporània i visualment impressionant, situada en un castell escandinau ultramodern. 

Crítica: Lessons in love and violence

10/03/2021

Cuando la modernidad se encuentra con lo más antiguo de su tradición

per Enid Negrete

En esta ocasión entrar al Gran teatro del Liceo en la segunda década del siglo XXI nos deja un gusto extraño, algo que nos extraña y nos enfrenta a la realidad de nuestros días: el foso de la orquesta ha dejado de existir y parece que estamos con la disposición orquestal del siglo XIX, media instrumentación encima de las primeras filas de la platea.

Este nuevo acomodo produce vario problemas, el primero lógicamente, es el de la visibilidad de los espectadores que quedan exactamente detrás de contrabajos, cuerdas y el propio director de orquesta. El segundo es el balance del sonido de la orquesta con respecto a las voces solistas provenientes del escenario que ahora nos parece más lejos que nunca Ambas situaciones no tuvieron consecuencias  en el ánimo del público, no se pueden realizar la función sin estas medidas y son tantas nuestras ganas de oír ópera que nos adecuamos.

En cuanto a los espectadores, tenemos varios problemas que resolver en cuanto a civilidad en el teatro, pero el asunto de los móviles merece ya una medida drástica de solución. ¿De verdad es tan imposible que recuerden apagarlos? Y no es un accidente por función, sino varios. Con lo cual verdaderamente se necesita ya una medida mucho más drástica que la siempre educada solicitud de apagarlos.

En esta función se presentó una de las últimas obras estrenadas en la Royal Opera House de Londres, Lessons of love and volence,  una extraodrinaria partitura de George Benajmin. Con una incuestionable influencia de Messian pero también con una clara voz propia.

Este compositor inglés se caracteriza por un novedoso uso de la voz. En este caso, el papel de la soprano tenía una compleja vocalidad (estupendamente ejecutada por Georgia Jarman ) que a veces formaba parte de una atmósfera sonora, casi como un instrumento más de la orquesta, y otras era un sonido solista con matices llenos de sentido dramático.

Largas frases llena de emotividad, una orquestación orgánica y compleja, llena de atmósferas dramáticas y de tensión en la acción. Un libreto potente que implicaba un acuerdo de verdad sin ningún tipo de idealización, así como un elenco homogéneo y muy eficiente, son los grandes aciertos de esta función.

Un problema aparte es la puesta en  escena, que en mi opinión, ha quedado muy por debajo de la fuerza dramática de la partitura, que iba en aumento y que llegaba a un uso magistral de la percusión para establecer una creciente tensión en el espectador hasta el momento final, mientras la acción escénica era simple y repetitiva. Una propuesta plástica poco estética, un montón de cantantes y actores sobre la escena sin hacer agrupaciones que apoyaran la estética o la acción dramática y un exceso de oscuros que desaprovechaban los brillantes enlaces escénicos de la orquesta, son las características del trabajo de Katie Michell y su equipo.

Una obra excelente que queda ya en el repertorio operístico del siglo XXI.