M'esperaràs?

informació obra



Direcció:
Albert González
Intèrprets:
Carles Prats, Pep Muñoz, Diana Torné, Marta Tricuera
Vestuari:
Francesc Bonsfills
Escenografia:
Francesc Bonsfills
So:
David Roa
Il·luminació:
David Roa
Autoria:
Carles Alberola
Sinopsi:

En Rubén és un professor universitari i en certa manera un fracassat en l’amor. Per això en Jaume i la seva dona Raquel li preparen un sopar que estarà plè de girs i embolics entre els personatges, amors creuats, infidelitats no confessades, i l’aparició de la Pilar, una dona que ho capgirarà tot. Un bon còctel d’acudits , de jocs de paraules, de situacions extremes que fan de l’obra un viver d’emocions i situacions divertides que de ben segur faran riure als espectadors. 

Crítica: M'esperaràs?

20/11/2022

Divertido 'Ménage à quatre'

per Imma Fernández


Llenar la platea de risas no es tarea fácil y se agradece más que nunca en estos tiempos aciagos. Así sucede con ‘M’esperaràs?’, una muy divertida comedia del dramaturgo, director y actor valenciano Carles Alberola -autor de piezas como ‘Mandíbula afilada’, ‘Que tinguem sort!’ o la serie ‘Desprès de tu’- que dirige con mucha agilidad Albert González. Notable también el trabajo de los actores, con un Carles Prats desatado de vis cómica, Pep Muñoz, Marta Tricuera y Diana Torné. La trama de M’esperaràs’, obra estrenada en el 2014 que el propio Alberola llevó al cine en el 2018, nos lleva a lugares comunes: a las difíciles relaciones de pareja, con sus incertidumbres, equivocaciones e infidelidades. Jaume (Muñoz) y Raquel (Tricuera), un matrimonio de buena posición, organizan una cita a ciegas a Rubén, un amigo ‘depre’ separado hace un par de años. A la cena debía venir una farmacéutica también en horas bajas pero al final llega Pilar (Diana Torné), la hermana veinteañera de Raquel, que dispara los enredos.

Aunque la sonrisa no abandona al espectador durante toda la función, repleta de gags y ágiles réplicas, hay un trasfondo agridulce en esta sencilla historia de hombres y mujeres que sueñan con otras mujeres y otros hombres. El brindis por las equivocaciones que proponen en la cena resume sus vidas. Se habla también de la integridad moral (un premio amañado) y asoman los recuerdos de vivencias con los viejos compañeros y los condicionales que a veces nos atormentan, esos ‘y si hubiera hecho esto’ que habrían cambiado nuestro destino.

El autor juega hábilmente con los contrastes de los personajes. Difieren en dinero, amores, edad, cultura… Frente a la opulencia de la pareja, Rubén va tirando como profesor universitario mientras aspira a ser un escritor reconocido. En cuestión de amores también sale mal parado: su amigo casado y seductor le gana por goleada con sus continuos escarceos, mientras él lleva dos años sin comerse un rosco. “¿Y vivimos en la misma ciudad?”, se queja Jaume. Alberola deposita en este perdedor –aunque todos lo son de alguna manera- sus habituales recursos a la ternura y la nostalgia. Rescata el personaje, vertebrador de muchas de sus obras, que no encuentra su lugar en el mundo, cargado de dudas, frustraciones sentimentales y laborales, y autodiagnosticado como depresivo nostálgico. Un tipo que remite tanto a Woody Allen como el Jack Lemmon de la genial ‘El apartamento’ de Billy Wilder.

Las continuas entradas y salidas de escena de los personajes, a la cocina donde el solomillo acabará tan chamuscado como ellos, permite que el salón reste como sala de confesiones. La estructura a cuatro bandas del  Teatre Gaudí favorece la máxima proximidad con los actores y el sencillo espacio escénico recreando la casa de Rubén acierta con la hilera de libros en el suelo rodeando todo el escenario, apunte del ávido lector que es. Él ya solo cree en la ficción, dice, y las referencias literarias salpican las conversaciones.

Se cita también la película ‘Beautiful girls’, con una maravillosa y adolescente Natalie Portman enamorada de un treintañero Timothy Hutton (también enamorada de ella) pidiéndole ese ‘me esperarás’ (“espera cinco años, tendré 18 y podremos recorrer el mundo juntos”) que da título a la obra de Alberola y evoca a las esperas interminables de las y los ‘Penélopes’ de hoy. El autor valenciano regresa a la cartelera barcelonesa con una comedia muy divertida, más agridulce de lo que parece. Muy recomendable.