Oskaras Koršunovas ha trobat en l’obra de Nicolai Gogol (Diari d’un boig) el pervers mecanisme per explicar com un home corrent es pot convertir en un dictador. El director lituà, capaç d’il·luminar amb el seu intens teatre les parts més fosques de l’ànima humana, converteix aquest monòleg en un inquietant tractat sobre les claus del feixisme. Recolzat pel talent interpretatiu d’Eimantas Pakalka, l’espectador assisteix a la inquietant transformació d’un ésser “normal” en un personatge perillós. Koršunovas alerta sobre la bogeria que s’amaga darrere l’estandarització i la por a allò estrany i diferent.
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Diari d'un boig no está concebido para el teatro sino más bien para ser leído. Es un texto narrativo, con un inicio plano y al que le cuesta alzar la voz y conseguir que el espectador se crea la historia explicada mínimamente. Tardamos en ver la locura y cuando aparece lo hace de forma 'cómica', que las palabras que resuenan de fondo no nos enmudecen como deberían.
El montaje se sustenta únicamente en el talento interpretativo de su protagonista, Eimantas Pakalka que realiza un más que notable trabajo, dejando de lado el tópico de frialdad de los actores del norte de Europa y ameniza la velada con un sinfín de gestos, algunos de los cuales, tenemos que admitir que un poco forzados.
A veces forzados, pero sin duda cuestionables son las transiciones entre escenas, acompañadas de una estridente música dance que aunque acompaña la locura del protagonista, la aportación al conjunto de la pieza es más bien escasa.
(...)No es el primer texto que nos muestra lo fácil que es convertir a un hombre en dictador, sin necesidad de caer en brazos de la locura, por eso la crítica al autoritarismo de la pieza me parece simplista. Y basar todo el espectáculo en el poder de la palabra, en un texto que no deja de ser una anécdota alargada no es la mejor opción, por mucho que el intérprete pueda salvar la obra.