Un ballo in maschera

informació obra



Direcció:
Vincent Boussard
Escenografia:
Vincent Lemaire
Vestuari:
Christian Lacroix
Il·luminació:
Guido Levi
Interpretació musical:
Orquestra Simònica del Liceu, Cor del Liceu
Intèrprets:
Piotr Beczala/ Fabio Sartori, Carlos Álvarez/ Giovanni Meoni/ Marco Caria, Keri Alkema/ Maria José Siri, Dolora Zajick/ Patricia Bardon, Elena Sancho Pereg/ Katerina Tretyakova, Damián del Castillo, Roman Ialcic, Antonio Di Matteo, Joan Prados/ José Luis Casanova, Josep Lluís Moreno/ Emili Rosés
Direcció Musical:
Renato Palumbo
Sinopsi:

Aquests dies de confinament no hi ha teatre. Amb l'objectiu de reconfortar i acompanyar aquests dies de soledat i estranyes, moltes companyies que han penjat vídeos dels seus muntatges. Recomana, sensible a la iniciativa desinteressada dels artistes, els ordena a través del web.  


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Enveges i conspiracions, però també passions amoroses, gelosia, venjances i el perdó final, en una obra mestra de Verdi que va despertar les ires i prohibicions de la censura del moment obligant al compositor i llibretista de fer-hi canvis: de la Suècia original de Gustau III al llunyà Boston del governador Riccardo.

Torna al Liceu el gran tenor polonès Piotr Beczala amb un dels seus títols de capçalera, al costat de la soprano Keri Alkema. El muntatge de Vincent Boussard reforça l'ambient fosc i de misteri que envolta la peça, compta amb vestuari de Christian Lacroix i amb la sobrietat escenogràfica de Vincent Lemaire, que permet concentrar l'atenció en el nucli dramàtic de la partitura. El repartiment, dirigit per un veritable especialista com és Renato Palumbo, presenta a més un referent en el cant verdià: Dolora Zajick.

Crítica: Un ballo in maschera

23/10/2017

La desgracia de las profecías en nuestros días

per Enid Negrete

Un ballo in maschera (1859) de Giuseppe Verdi (1813-1901) y Antonio Somma (1809-1864), es una ópera de la época en la que Verdi ya era una estrella en Italia. Ya había sido al voz del pueblo con el coro de Nabucco y su nombre era considerado como las siglas de la lucha popular por un rey italiano (Victorio Emmanuell Re di Italia). En ella podemos encontrar todos los elementos del drama romántico: amor imposible, la protagonista dedicada exclusivamente al sufrimiento amoroso sin término, el mundo oscuro de la noche, la muerte idealizada, la brujería y, como consecuencia de ello, las profecías.

Desgraciadamente también en la música encontramos muchos lugares comunes, que son tan difíciles para el espectador como los teatrales: melodías complacientes, coros y concertantes cuya rítmica no tiene nada que ver con la acción dramática y muchos fragmentos musicales que detienen la acción escénica de manera injustificada. Hay arias memorables, pero la verdad es que el conjunto musico-escénico de esta ópera es muy difícil de conciliar en nuestros días.

Lo que más convenció a los espectadores para asistir a esta ópera fue un elenco estelar con el tenor polaco Pietr Beczala, Dolora Zajik, Carlos Álvarez y el debut en este teatro de Keri Alkema, en el papel de Amelia.

Las profecías cumplidas: Dolora Zajik es una Ulrica excelente, con una fuerza que sólo se le puede otorgar a es personaje cuando se tiene esa voz gigante, brillante y que llega a todos los rincones del teatro sin esfuerzo. Carlos Álvarez es un hombre de la escena, con una calidad vocal impecable y, aunque no es su papel más brillante (su Yago  es inolvidable), si que es una delicia escucharlo, como siempre. 

Lo que nos sorprendió fue que Pietr Beczala, aunque cumplió acertadamente con este personaje, no tuvo la brillantez que nos mostró en Werther , ni actoral ni vocalmente, sobre todo porque los agudos se notaban un tanto opacos. Aún así, se debe reconocer que su fraseo y la belleza de su voz siguen siendo grandes atractivos para escucharlo.

Keri Alkema debutó con esta producción en el gran Teatro del liceo de Barcelona. Una soprano norteamericana, con una voz oscura y profunda, que es mucho más eficiente vocalmente que en su desempeño escénico, pero que nos dio momentos realmente interesantes.

Se sabía que con ese libreto es difícil hacer un montaje coherente, pero es que lo que hizo Vicent Boussard estaba más allá de la lógica. Un uso bastante convencional del coro, un marcaje que nunca propiciaba las relaciones entre los personajes y un uso extraño de los elementos escénicos,fueron factores que no ayudaban en nada y más bien entorpecían la acción escénica. Aunque la estética escénica es interesante, el uso del espacio escénico es muy cuestionable. 

Una producción que, a pesar de contar elementos interesantes, no acabó de consolidarse como un trabajo redondo, quizá en parte, por lo difícil que es montar una ópera con las características musicales y teatrales de ésta.

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