Al seu xalet, en Fritz i la Greta viuen una vida confortable ben arrelada a les tradicions del Kyrol. Però un dia, la seva tranquil·litat es veu truncada per la compra d’un detergent al mercat cosmopolita. Us ho imagineu? Un detergent comprat al mercat COSMOPOLITA! Això només pot generar confusió. I enmig d’aquest desgavell arriba en Josip, una visita completament inesperada.
Alpenstock és una comèdia boja i absurda amb ingredients tan dispars com un piulet tirolès (un alpenstock), una fregona o una verge de Nuremberg. Una farsa que ens arrossega in crescendo cap a un espiral d’humor negre. Una peça incorrecta que amb un humor assassí es revela com un retrat cru del nostre benestar occidental.
“La majoria de gent no obre mai la boca. Si la majoria silenciosa calla per naturalesa no és menys majoritària per definició. Un dia aquesta majoria silenciosa acabarà per adonar-se’n i aquell dia el seu silenci majoritari farà molt soroll. Hem de confiar en el futur”.
Finalista del Premi BBVA de Teatre 2018
(...)
Alpenstock nos mete de lleno en la peculiar y tranquila vida de Greta y Fritz, un matrimonio que cumpliría todos los cánones y que simplemente se dedican a trabajar (él) y a ver la vida pasar, hasta que un buen día un extraño se cuela en su casa y cambia su apacible transcurrir para siempre.
Una buena dosis de humor negro, elementos del cine de animación, una caracterización y ambientación que no obvia el mundo en rosa son los principales elementos de esta farsa que nos invita a pensar, mientras reímos casi sin parar, en la tolerancia, en la hipocresía de la sociedad del bienestar hasta llegar a qué seríamos capaces de hacer por mantenerla.
Además de la crítica al sistema político y de valores, emerge una clara crítica de la figura clásica y conservadora de la mujer como un objeto más del mobiliario de la casa. Como en otras ocasiones observamos como el marido trata la mujer, pero aquí el punto de "inflexión" es la diferencia de trato de Greta hacia sí misma en presencia de su marido ("Soy una mujer simple") y la que afortunadamente tiene cuando éste no está presente (de querer salir a comerse el mundo).
(...)Las interpretaciones están muy cuidadas, ya que podrían haberse "salido de madre" y descuadrar el resultado final. Aunque para ser justos el punto de inflexión lo protagoniza la figura del extranjero, un excelente Enric Cambray, al que se le notan los años de tablas y que es capaz de despertar la risa del público, a pesar de que su personaje a veces se vuelva repetitivo. Cambray despliega unmagistral repertorio de gestos que convierten a su personaje en toda unapequeña bomba interpretativa.
Alpenstock es el complemento ideal para preparar el alma para los empachos navideños. Y, estoy segura, que también los limpiará a la perfección en la postfunción gastronómica más salvaje del año. Como ya es sabido, la risa siempre es el mejor antídoto, y aquí la regalan a radaules.