Diez de cada Diez

informació obra



Intèrprets:
Mireia Balcells, Bruna Tomàs, Núria Boleda, Eva Saavedra, Montse MArtínez, Elisenda Andreu, Glòria Ribera, Inés Garcia, Eva Ferre, Diana Sofía, Natàlia Llobet, Madelaine López, Aina Sánchez
Interpretació musical:
Le Croupier
Sinopsi:

Performance nascuda a partir d'una sèrie de 12 feminicidis ocorreguts a principi de 2015 a l'Uruguai i que posa en el centre del debat la violència cap a la dona, la violència de gènere i la violència en la seva expressió més simple (o més complexa). Un espectacle d'aquesta artista visual i performer uruguaiana, que utilitza una tècnica de creació de motlles de figures humanes a base de precintatge amb cinta adhesiva. Una proposta d'abast participatiu en la qual intervenen 10 actrius i 10 artistes visuals seleccionades per a l'ocasió.

Jordi Bordes va assistir a l'assaig obert. Trobes el seu comentari clicant aquí

Crítica: Diez de cada Diez

10/09/2017

Durará lo que dure

per Alba Cuenca Sánchez

Interesante y reflexiva pieza performática de la uruguaya Valeria Píriz sobre la violencia ejercida sobre la mujer. Todo empieza cuando, del lugar más insospechado, aparecen en fila 16 mujeres vestidas de rojo. Todas llevan la misma tonalidad, pero cada una tiene su estilo: Vestido o pantalón, etiqueta o deporte, tradición o modernidad. Se plantan ante nosotros y sin orden ni concierto hablan, gritan, reivindican… Entre el caos logramos percibir algunas informaciones, como que 7 de cada 10 mujeres del mundo sufren malos tratos. O que 31 mujeres fueron asesinadas en España el pasado año. También hay quienes cantan o quienes recitan. Algunas bailan en silencio, ajenas a lo que ocurre a su alrededor.

Y entonces, progresivamente, las voces van siendo acalladas. Pero lo que más impacta es quién y qué las hace callar. Son ellas, las propias mujeres, las que cubren las cabezas de sus compañeras con celo y plástico hasta no dejarlas seguir hablando. Poco a poco el sonido de sus palabras se transforma en el incesante ruido del celo rasgado, hasta cubrirlo todo. Al final, solo plástico y silencio, que quedarán en medio de la plaza hasta destrozarse por el viento y el paso de la gente. Un recuerdo tan volátil como el de la persona que pasa la página del periódico o que cambia de canal después de ser informado de la barbarie. Las mujeres, víctimas pero también verdugos, se van de forma tan serena como han venido. La vida sigue y el pensamiento queda. Durará lo que dure.