Helena Pimenta dirigeix aquesta comèdia escrita entre 1613 i 1618, en plena maduresa creativa de Lope de Vega, que retrata els vaivens amorosos de la comtessa Diana i el seu secretari Teodoro, una relació prohibida per la rigidesa de les jerarquies socials.
Aquest conflicte entre el desig de llibertat i els lligams imposats pel destí només es resoldrà quan la força de l’enginy contribueixi a fer triomfar l’amor, entès per Lope de Vega com el gran anivellador universal que permet enderrocar les barreres socials aparentment més fermes.
En este mundo lleno de barbaridades es una gloria saber que ha habido seres como Lope de Vega. Su capacidad de reflejar la vida interna de los seres humanos, la psique femenina y los lugares comunes de la sociedad, le dan una vigencia a sus textos solo comparable con Shakespeare en el ámbito dramatúrgico. En el caso de El perro del hortelano estamos frente a un texto que parece una inocente comedia de enredos pero que en realidad enmascara una crítica social muy interesante: ¿Cuál es el vicio que se ridiculiza aquí? ¿El guardar la idea de honor? En una época como la del siglo de oro, cuando la idea de la honra era el valor más importante de un ser humano, la veneración a los reyes y el concepto de que la nobleza de estirpe significaba también nobleza de espíritu. una obra que cuestiona todo esto debe haber sido muy revolucionaria, ciertamente, pero lo más interesante es que en nuestros días una obra así siga vigente, y una de las razones para ello es, sin lugar a duda, el retrato entrañable y profundo de la personalidad de su protagónica.
En este caso la producción que nos presentó el Teatro Nacional de Cataluña, realizada por La Compañía Nacional de Teatro Clásico, nos muestra un texto vigente, gracioso y encantador con una manufactura bien lograda. El equipo creativo de Ricardo Sánchez Cuerda, Pedro moreno, Rafa Garrigós y Juan Gómes-Cornejo, nos presenta una ambientación del siglo XVIII (aproximadamente un siglo después de la creación e la obra), con las líneas neoclásicas y un vestuario especialmente lujoso.
Del elenco los tres protagónicos Rafa Castejón (Teodoro), Marta Poveda (Diana) y sobre todo Natalia Huarte (Marcela), hicieron un trabajo remarcable. Esta última se enfrentó al papel más difícil de la obra con una cuidada interpretación del verso y una gracia que nos ahorró la victimización y la estridencia que normalmente acompañan a este personaje, dándole una elegancia y una dignidad poco común.
Acertado también el trabajo de Joaquín Notaro (Tristán) pero en algunos momentos se sobrepasaba el tono cómico y se llegaba a la sobreactuación como por ejemplo en la escena de los mercaderes griegos.
En general se debe hablar de un espectáculo disfrutable, encantador y con una profunda visión de los comportamientos amorosos más allá de los géneros humanos y más allá de los prejuicios, vicios y virtudes de una época.