Filoctetes

informació obra



Intèrprets:
Pedro Casablanc, Félix Gómez, Pepe Viyuela, Samuel Viyuela
Composició musical:
Lucas Ariel Vallejos
Escenografia:
Paco Azorín
Vestuari:
Sandra Espinosa
Assesoria de moviment:
Moreno Bernardi
Il·luminació:
Pau Fullana
So:
Lucas Ariel Vallejos
Vídeo:
Pedro Chamizo
Ajudantia de direcció:
Gerard Iravedra
Producció:
Nadia Corral, Josep Domènech
Direcció:
Jorge-Yamam Serrano
Autoria:
Jorge-Yamam Serrano
Sinopsi:

Explica la mitologia que Filoctetes, un dels herois grecs que participaven en l’expedició que havia de destruir Troia, va ser mossegat per una serp. I la seva ferida infectada feia tanta pudor i els seus crits de dolor incomodaven fins a tal punt els seus companys d’expedició que el van deixar abandonat a l’illa deserta de Lemnos. Anys després d’aquesta traïció, els seus companys de viatge, entre els quals Ulisses, incapaços de vèncer la resistència troiana, decideixen anar a buscar Filoctetes i aconseguir el seu arc, una arma màgica i definitiva que li havia donat Hèracles, fill de Zeus. Intuint la resistència de Filoctetes als desitjos dels companys que el van trair, Ulisses es fa acompanyar de Neoptòlem, fill d’Aquil·les, que havia estat el millor amic del guerrer abandonat. El jove aspira a formar part de l’elit, per la qual cosa haurà d’arrabassar a Filoctetes la seva arma. Però en aquesta operació s’haurà d’enfrontar als seus propis escrúpols. Ha de comportar-se de manera èticament justa o bé ha de servir el seu país abans de res i mantenir una conducta poc honorable per aconseguir l’arma que derrotarà els troians? Es tracta de servir-se del dolor i el patiment aliè, convenientment manipulats per un Ulisses convertit en encarnació del poder. El director Antonio Simón signa una posada en escena que converteix el clàssic cor de les tragèdies gregues en un cor femení, contrapès a la testosterona que omple una història de poder, de guerres i de traïcions. Una proposta que extreu del text original tot de referències al món contemporani en presentar-nos uns personatges corruptes, depravats i mediocres que s’imposen, potser com passa avui, a uns personatges èticament positius que moren en la batalla o són exclosos de la col·lectivitat.

Crítica: Filoctetes

02/08/2018

Travesía sin rumbo

per Alba Cuenca Sánchez

¿Hay que obedecer al deber cuando este es injusto? Dice la profecía que solo Filoctetes y su arco podrán vencer a Troya.  El viejo ya fue abandonado hace años, y a Neoptólemo, el hijo de Aquiles, le encargan ahora la misión de engañarle de nuevo y robarle la preciada arma. Reticente a la mentira, el valeroso guerrero se somete a una lucha interna entre la obligación social y la moral, entre servir a su patria o a su ética.

Con este llamativo planteamiento, la tragedia de Filoctetes abre muchas posibilidades de exploración que en el montaje de Antonio Simon no se han aprovechado. Al empezar la función, una proyección nos indica que la acción ha sido trasladada al 2018. Y es cierto que vemos esa voluntad de transformación en la versión firmada por Jordi Casanovas, que conserva la esencia del texto pero le da un vocabulario llano y  fácilmente comprensible. Sin embargo, la actualización queda relegada al lenguaje y a la estética – con vestuario, escenografía y mapings vistosos – pero no vemos en ella una mirada profunda hacia el contenido. ¿Qué nos quiere decir Simon con su montaje? El director podría haber utilizado la puesta en escena para reflejar con Filoctetes el dolor de la senectud, los pesares de aquel que fue héroe querido y admirado y al que ahora solo le queda subsistir a base de melancolía – recuerdo aquí el valiente ejercicio de la cia. Projecte Ingenu adaptando al también abandonado Próspero de La Tormenta shakespeariana-. También podría haber adaptado a un contexto más reconocible la lucha moral de Neoptólemo. O podría haber explorado más la posición en la que sitúa a Ulises, quien pese a quedar aquí reflejado como villano empresario de traje y corbata, no desarrolla la sucosa circunstancia de encontrarse él también sirviendo un poder (¿divino?) superior. Las cadenas que atan el hombre a los designios de los dioses, traducibles a la falta de libertad del ser humano ante un mundo caprichoso e impredecible, se mencionan pero no se desarrollan. La única apuesta por ofrecer una mirada más amplia es el coro, transformado aquí en un grupo de mujeres que claman en favor de la no violencia de forma genérica y poco afilada.

El resto de elementos, desde las interpretaciones irregulares y muchas veces llevadas a la sobreactuación- se salva un Pepe Viyuela más contenido, capaz de hacernos generar interés por el malo de la película- hasta la escenografía vistosa pero estática y poco aprovechada de Paco Azorín, pasando por el vestuario de Sandra Espinosa, el sonido en ocasiones chirriante (y con algún que otro problema técnico) con música de Lucas Ariel Vallejos y las video proyecciones poco originales de Pedro Chamizo parecen más encaminados a llamar la atención del espectador que a ser realmente consonantes con una idea. Falta en la exploración un rumbo más preciso, una idea a seguir que lleve el montaje a un puerto concreto. El viaje se queda en un mero entretenimiento, una travesía turística y relajada por las aguas de lo esplendoroso.