Masticar hielo és una versió lliure inspirada en Qui té por de Virgia Woolf? d’Edward Albee.
Martha i George conviden a Nuna i Nick a prendre, suposadament, una copa després de la festa que ha organitzat el pare de la Martha. Nuna i Nick presencien la dinàmica macabra de la parella amfitriona: violència, sexe, maltractament… El que havia de ser una copa de compromís, es converteix en un malson on la parella convidada es transforma i entra en l’espiral atroç dels amfitrions. Confessions i secrets mai dits posen al punt de mira el concepte de l’amor.
Ficció i realitat es confonen. Qui diu la veritat? Quan la mentida es converteix en un joc, el joc es transforma en un dogma.
Masticar hielo és un ensurt a l’amor romàntic. És una comèdia àcida que corroeix per dins a qualsevol, és literalment una bogeria.
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Precedida por la polémica, Masticar Hielo llega para crear más. Desde el mensaje de aviso para que los espectadoras apaguen el móvil, sí así en femenino (cosa que molestó de sobremanera al espectador que tenía a mi lado) hasta el mismo aviso que no piensan censurar ni una coma.
Alto voltaje desde el primer minuto. La pacífica sala de estar llena de cuadros de diferentes estéticas pronto se ve alterada por la presencia de dos individuos, la Martha (Mar Pawlowsky) y el George (Eric Balbàs) que entran en escena con la mecha al límite de estallido. Llegan de una exposición de arte de una de las galerías más reconocidas a nivel mundial, propiedad del padre de ella. Los reproches y los litros de alcohol inundarán la escena durante todo el montaje.
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Si en la versión de Albee se cuestionaba el mundo académico/universitario, aquí se cuestiona el mundo artístico pero sobre todo la vida de la clase alta y cómo no todo lo puede llenar el dinero. Unas vidas vacías donde el alcohol intenta tapa el hastío existencial sin realmente conseguirlo.
A pesar de que es una obra bastante coral, el centro de la diana se lo lleva una sensacional Mar Pawlowsky, que cumple uno por uno las características que requiere un personaje como este: estridente, con una verborrea imparable, verdulera, al más puro estilo del programa Sálvame o similares. Pero el resto de personajes no se quedan atrás en esta guerra donde el más destroyer "gana".
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