Nippon-Koku. Compañía Nacional de Danza

informació obra



Companyia:
Compañía Nacional de Danza, dirigida per José Carlos Martínez
Direcció:
Marcos Morau I La Veronal
Coreografia:
Marcos Morau I La Veronal, i la col·laboració dels ballarins de CND
Direcció Musical:
Luis Miguel Cobo
Dramatúrgia:
Pablo Gisbert
Escenografia:
Enric Planas
Vestuari:
David Delfín
Il·luminació:
Albert Faura
Sinopsi:

Marcos Morau, coreògraf de l’ascendent companyia La Veronal, crea una peça per a la CND. La gran companyia estatal dirigida per José Carlos Martínez aposta pel talent emergent dels nostres joves creadors. Nippon-Koku camina entorn la idea de societat i autoritat per posar en dubte allò que som, on som i la naturalesa del nostre comportament dins del joc social del què, volent o sense voler, som absolutament còmplices.

Marcos Morau va crear el 2005 La Veronal, companyia formada per artistes procedents de la dansa, el cinema, la literatura i la fotografia amb qui ha creat diversos espectacles que han obtingut nombrosos premis i els millors elogis de la crítica i el públic. Marcos Morau és artista associat al Mercat de les Flors.

La Compañía Nacional de Danza, fundada el 1979, està actualment dirigida per José Carlos Martínez, ballarí estrella del Ballet de l’Òpera de París, des l’any 2011; el seu projecte és fomentar i difondre l’art de la dansa i el seu repertori en sentit ampli, incloent des del ballet clàssic i neoclàssic als llenguatges coreogràfics contemporanis. Acull tant creació espanyola com internacional, facilitant l’apropament de nous públics i impulsant la seva projecció nacional i internacional en un marc de plena autonomia artística i de creació.

Marcos Morau ha estat guardonat amb el Premi Nacional de Danza 2013 en la modalitat de creació.

Crítica: Nippon-Koku. Compañía Nacional de Danza

08/03/2014

Arquitecto de atósferas

per Carmen del Val

La Compañía Nacional de Danza, (CND), volvía a Barcelona  para bailar Nippon-Koku, la coreografía que Marcos Morau, director de La Veronal,  ha creado para esta formación. El vestíbulo del Mercat de les Flors era una hervidero de comentarios,  la expectación era grande. Los largos y calurosos aplausos que tras la función recibieron coreógrafo y bailares fueron la prueba del éxito de esta colaboración. Morau había cumplido las expectativas, Una pesada carga la de ser  el coreógrafo del momento.

Nippon-Koku es un depurado trabajo de teatro-danza en el que  abundan los fragmentos brillantes que se intercalan con otros más planos y reiterativos a nivel coreográfico. Es una pieza que destila belleza y violencia soterrada. En la atmósfera creada por el autor conviven estas dos emociones,  que derivan en una angustia asfixiante que ahoga a los protagonistas y al  espectador, angustia que enfatiza la estética fascista de la obra. Únicamente la visión de caída de la nieve y el lento paseo de una geisha en la lejanía, dan un respiro al corazón del  público.

Esta obra, que tiene como referencia el Japón perdedor de la Segunda Guerra Mundial y que plantea preguntan sobre el poder, el papel del vencedor y el vencido y el valor del suicidio heroico,   es  interpretada por once  bailarines de la CND, entre los que destaca la magnífica  bailarina japonesa, Tamako Akiyama, que se convierte en la protagonista de la pieza  y quien recita textos en su lengua nativa. Su delgado cuerpo es un grito de desesperación e impotencia. Al comienzo del espectáculo se ve una larga soga colgada preparada para un ahorcamiento y  a un grupo de militares sentados en un salón, un gran cristal les separa de  otro militar, que fuera,  lanza gritos de desesperación. El fuerte tono de un teléfono que no deja de sonar crispa el ambiente. Más tarde los militares se mezclan en una danza en busca del dominio de uno sobre el otro.  El vocabulario coreográfico usado por Marcos encierra el gesto distorsionado y marcial, en ocasiones epiléptico. La rica frase coreográfica se intercala con el gesto cotidiano. Los pasos a dos a dos son intensos, el gesto es duro y contundente. El trabajo coral exhibe  una gran fuerza, pero curiosamente el coreógrafo no abusa del baile en grupo, una lástima disponiendo de unos excelentes bailarines como son los de la Compañía Nacional de Danza.

Citar los mejores momentos de Nippon-Koku no es fácil, pero hay que mencionar el fragmento del desfile militar al son de la pieza musical para banda de Johnn Philip Sousa y el anuncio del bombardeo por la Armada Imperial Japonesa contra la base naval de  Pearl Harbor en Estados Unidos con la música del Sueño de Amor de Franz Liszt, inolvidable.  

Los textos de Yukio Mishima, la dramaturgia de Pablo Gisbert, la escenografía de  Enric Planas, las luces de Albert Faura y el vestuario de David Delfín forman un adecuado todo para recrear las emociones de Morau, quien muestra un excelente gusto a la hora de elegir las músicas. La partitura de Nippon-Koku es de Luis Miguel Cobo pero también incluye fragmentos de otros compositores como J.O. Sousa, Hideo Osaka Esemble, Haendel, Listz y los Pachos.