Concebuda com una peça d'entreteniment que tancava el cicle festiu del Nadal, Nit de Reis és considerada una de les comèdies d'estructura més rodona de Shakespeare. La rellegeix amb els seus propis codis Pau Carrió, que ja ha signat versions especialment renovadores i aplaudides de les obres del dramaturg anglès, entre els quals Victòria d'Enric V (basada en Enric IV i Enric V i vista al Grec 2014) o la seva pròpia versió del Hamlet estrenada el 2016. Ara porta a escena la història de dos bessons que naufraguen davant la costa d'Il·líria, on hi ha la cort del duc d'Orsino. La noia, Viola, es farà passar per home i entrarà a treballar, amb el nom de Cesàrio, a la cort del duc. Els embolics causats per aquests canvis de gènere donen peu a una història feta de disbauxa, festa, desconcert, separacions forçades, venjança, burla, ambigüitat, llàgrimes de riure i llàgrimes de tristesa... Ho experimenten uns personatges que, com diu el mateix director del muntatge, "es busquen i no es troben, s’acaricien i s’esgarrapen".
És el nou repte dels joves actors i actrius que integraran en els pròxims tres anys la Kompanyia Lliure i que ara es posen a les ordres de Pau Carrió després d'haver presentat aquesta temporada In memoriam (La quinta del biberó), Revolta de bruixes i Moby Dick, un viatge pel teatre.
Por fin la segunda kompañía lliure ofrece un montaje en condiciones! Enérgico, juvenil, con fuerza… Nit de reis no es el mejor texto de Shakespeare, y aun así Pau Carrió le da todos los ingredientes para convertirlo en un éxito. Aprovechando la tendencia a rejuvenecer las comedias del bardo que ya siguieron els Pirates con esta misma obra, Carrió monta su propia versión del texto, con un lenguaje actualizado y un mayor desarrollo de las tramas amorosas secundarias. Además, el director ofrece su propio montaje con una estética muy particular.
La música de Arnau Vallvé ya tuvo un papel relevante en Victòria d’Enric V, la obra con la que el director hizo brillar a la primera Kompañia. Esta vez, repite colaboración dándole a la banda sonora el toque fresco y canalla que caracteriza la apuesta de Carrió, con canciones de Queen incluidas y un inicio especialmente relevante en el que una coreografía grupal sirve para representar un naufragio.
Exceptuando al serio mayordomo Malvolio – Joan Amargós– , Carrió opta por darles a todos los personajes un aire alegre y festivo. En este montaje, incluso la deprimida condesa Olivia –Raquel Ferri– o la refunfuñona sirvienta María – la siempre cómica Júlia Truyol, quien borda el género como buena miembro de La Calòrica, pero a la que nos gustaría ver también en algún papel más dramático- se dejan llevar con naturalidad por el positivismo y el buen humor.
La vacía escenografía –apenas unas sillas y una cortina de neón al fondo detrás de la que se esconden los músicos- deja el protagonismo al trabajo actoral. En contrapartida, Carrió utiliza la interacción con el público y el uso equilibrado de todo el espacio, platea incluida. La criada, junto a sus inseparables compañeros Tobias – Joan Solé-, sir Andrew – Enric Auquer– y Feste –Quim Àvila, quien crea un bufón lleno de personalidad que nada tiene que envidiar a la brillante interpretación que en su día hizo Laura Aubert– ocupan los papeles más descarados y picarescos mientras que la Viola de Clàudia Benito se sirve de una expresividad dulce y cómplice para integrar al respetable en la historia.
El conjunto, con un ritmo vertiginoso y una energía desbordante, hace que estemos ante el que será uno de los éxitos de temporada. Porque une clasicismo con espontaneidad y poesía con jolgorio. El disfrute está asegurado, ¡a ritmo de rock!