Pau Coya va escriure Pols de diamant pel IX Torneig de Dramatúrgia de les Illes Balears basant-se en un cas real que va tenir lloc a Madrid l'any 2021. Un jove de només vint anys denunciava una brutalíssima agressió homòfoba que va resultar ser mentida. Pols de diamant Busca treure a la superfície les contradiccions de l'ésser humà. Com algú es veu abocat a mentir per tal d'intentar sobreviure a l'estigma. Algú que, com els diamants, pot semblar indestructible però es pot esmicolar d'una sola martellada.
La història, a camí entre la ficció i el que va succeir realment, pretén posar sobre la taula temes incòmodes i que conviden al debat, però sense caure en maniqueismes ni judicis de valor.
Nota de l’autor Pau Coya
Sinopsi
Quan en Dani denuncia haver estat víctima d'una brutal agressió LGTBIfòbica, la seva història es torna viral a nivell nacional. Les xarxes bullen, ocupa portades de diari i tertúlies televisives, i fins i tot fa que els màxims dirigents polítics s'hi manifestin. No obstant, hi ha alguna cosa del seu testimoni que sembla no convèncer els investigadors del cas i, sobretot, l'opinió pública. S'ho ha inventat tot? I en cas de ser així, què li ha portat a fer-ho? Pot una presumpta denúncia falsa desacreditar el patiment de tot un col·lectiu? Estigma i linxament mediàtic van de la mà en aquesta peça basada en un cas real.
El reestreno no podía ser más oportuno. Mientras se juzga el asesinato de Samuel Luiz como crimen homófobo, la Villarroel recupera para su ciclo Off una pieza basada en otro célebre episodio del mismo verano de 2021, la denuncia falsa de un joven de Malasaña por una agresión en grupo que nunca tuvo lugar. Terreno pantanoso que de entrada plantea dudas: ¿por qué poner el foco sobre un caso inventado inscrito en esa cifra ridícula -nos advierten en el prólogo- de solo el 0,0083% de los procedimientos por violencia? Un enfoque arriesgado para intentar llegar a preguntas más incisivas de las habituales en el teatro militante asociado a las causas justas.
'Pols de diamant' catapultó a su autor, Pau Coya, hasta el premio Revelación de la crítica. En su manera de escribir se aventuran múltiples influencias, 'mainstream' deconstruido y una audacia que se agradece en tiempos de corrección política. El texto opta por alejarse del teatro documental para construir una ficción cuyo personaje principal está salpicado de aristas y contradicciones complejas. También es intrincada la estructura de la obra, narración discontinua que salta de un tema a otro con una agilidad pegadiza. En su parte inicial, encontramos los ecos de 'Smiley', de Guillem Clua, comedia romántica pop de costumbrismo 'queer'. Poco a poco, se van desplegando capas de sustancia que abrazan desde el thriller policiaco al melodrama psicológico, y por el camino críticas afiladas al discurso simplista de los medios, a la toxicidad de las redes sociales, a la prostitución consentida y, en última instancia, hacia la violencia estructural que existe, también, en el universo gay. El trayecto hacia una hipótesis de la denuncia falsa es tortuoso y lleno de trampas.
La escenografía mínima recicla elementos del montaje con el que se comparte cartel. En consecuencia, la iluminación de Daniel Gener juega un papel crucial para saltar entre espacios dispares, de la discoteca a la sala de interrogatorios. La dirección del prolífico Nelson Valente se multiplica en recursos y consigue coser los saltos cronológicos con pulso cinematográfico de acción. Albert Salazar, que nos deslumbró con su energía en 'A.K.A'., implosiona aquí en un protagonista complejísimo que borda con una templanza pocas veces vista en intérpretes jóvenes. Dafnis Balduz, por su lado, pone su demostrada solvencia al servicio de un cóctel de personajes variado y bien resuelto. Una química excelente tanto en el dúo de actores como el resto de piezas. Una propuesta sencilla en su formato, fresco y accesible, pero al mismo tiempo intrincado y voluptuoso en ideas.
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