Pruna

informació obra



Dramatúrgia:
Queralt Riera
Direcció:
Queralt Riera
Intèrprets:
Laura Calvet, Annabel Castan, Carlos Gallardo, Momo Fabré
Escenografia:
José Menchero
So:
Joan Alavedra
Il·luminació:
Conchita Pons
Sinopsi:

La Pruna és una nena violada. L’acompanyarem en dos moments vitals importants. De petita i d’adulta. L’últim premi Adrià Gual de l’Institut del Teatre propicia en l’espectador un seguit de sensacions i reflexions crues i clares.
Aquesta obra és fruit d’una recerca de materials sobre el tema dels abusos infantils. Ens hem adonat que vivim d’esquena a una realitat que afecta a un de cada cinc infants. El 20% de la societat pateix, ha patit o patirà abusos sexuals durant la infància.
Ens adonem, en la nostra recerca, que no sabem res de res i que al nostre cap les dades sobre aquest tema s’endrecen de manera imprecisa i desordenada perquè ens és massa dolorós afrontar la veritat.
Pruna és una obra crua i poètica. Hem posat el cor al servei de la peça i esperem estar a l’alçada de tots els testimonis que ens han regalat la seva intimitat d’una manera tan generosa. La veritat, l’amor, el reconeixement, la responsabilitat són els nostres pilars. La voluntat artística i la creació d’una peça escènica contemporània de qualitat, el nostre motor.
Les eines que fa servir la companyia són un text contemporani nou, una escenografia de Jose Menchero, unes músiques de Joan Alavedra i un titella de Carlos Gallardo que representa l’ombra de l’abús, l’abusador, el silenci i el fum. I que ha estat creat a partir de dibuixos de nens i nenes i de sensacions i de testimonis i dolors.
La Pruna vol fugir de la realitat i afegir una dimensió poètica a les situacions que veureu a l’escenari. Tot passa en un espai que és una gran habitació amb una gran catifa que sembla una gran llengua. El públic envolta l’acció i de vegades la línia que els separa de l’espai escènic desapareix.
Un muntatge que es desenvolupa entre el món real i un univers poètic, i que toca el tema de la violència contra la canalla d’una manera nova. Sense cercar el realisme, però amb una veracitat transparent, i ens situa a tots nosaltres al centre del conflicte.

Pruna va obtenir l’any 2019 el premi Adrià Gual, amb el qual l’Institut del Teatre impulsa projectes d’escenificació que combinin qualitat, professionalitat i creativitat.

Crítica: Pruna

25/03/2024

Reconstruyendo una muñeca rota

per Imma Fernández


Con poética sensibilidad, rigor y claridad expositiva, sin esquinar la crudeza, la dramaturga y directora Queralt Riera aborda los temas más delicados, execrables y candentes de la condición humana. Tragedias de hoy a las que da voz para que la sociedad tome consciencia y que expone sin filtros ni barreras, sin obviar las palabras y gestos más contundentes. Así lo hace en la trilogía sobre los abusos a la mujer que conforman ‘Pruna’, sobre abusos infantiles; ‘Dona’, sobre la prostitución y ‘Jo, porn, tu porno’, o también en ‘Miseria’, crónica anunciada de un suicidio. En ‘Pruna’, la autora desdobla con gran acierto el tiempo para entrelazar el pasado y el presente de la protagonista, un recurso –el desdoblamiento y cruce de relatos- habitual en su trayectoria. Laura Calvet (la Pruna niña) y Annabel Castan (la Pruna mayor), ambas estupendas, nos hacen pasar de una historia que poco a poco nos adentra en el horror del abuso infantil y nos hiela el alma, a una trama esperanzadora con el amor romántico, el mismo que la autora desaprobaba con ácida crítica en ‘L’amor (no es per a mi, va dir Medea)', actuando aquí como tabla de salvación, tanto para Pruna como para un público que va acariciando la luz después del túnel.

Riera escribió primero la historia más amable. Aunque persisten las huellas del trauma, esos pies de piedra que la paralizan y dificultan sus relaciones, hay luz en la mirada de la Pruna adulta, dueña de un restaurante y enamorada de un cliente bosnio. Castan la dibuja con enorme luminosidad y verdad. Luego, cuenta la autora, escribió con mayor dificultad –estaba embarazada- el relato infantil, el juego de las luces apagadas a las que le sometía el padre en la niñez en ausencia de su madre. Un relato durísimo que se explica desde la mirada inocente de la pequeña, que habla sin tapujos del placer inicial y del dolor posterior que le producían aquellos encuentros prohibidos. Verbaliza detalles de la experiencia traumática junto a otros de su incipiente vida y habla asimismo de la ambivalente relación con la figura paterna, ese amor-odio que la acompañará durante años. Y es posible que el estado de la autora, con una criatura en ciernes, la llevara a un final –‘spoiler’- con venganza reparadora. Un final que utiliza como metáfora el puente de Mostar, símbolo de feliz convivencia étnica hasta su demolición en 1993 durante la guerra de los Balcanes y que fue posteriormente reconstruido. Allí Pruna toma consciencia de su propia guerra y empieza su camino hacia la reconstrucción.

Un gran hallazgo del montaje es el gran títere articulado diseñado por Carlos Gallardo, que lo manipula en escena, con delicada lentitud, junto a Momó Fabré. Simboliza el amenazante monstruo paterno y su gigante esqueleto de armazón de metal negro remite a las figuras con trazos oscuros y rabiosamente enérgicos que dibujan los niños violados. A veces aparece la marioneta desmembrada, en concordancia con esos críos que han sufrido el  quiebre de su psique y refieren el trauma a pedazos –se acuerdan, por ejemplo, de unas enormes manos-. En el momento de mayor dureza visual, el monstruo atrapa a la niña bajo su cuerpo, la aprisiona, mientras a la platea se le encoge el corazón. Sin necesidad de recurrir a movimientos bruscos y violentos, la acción, apuntalada por el inquietante universo sonoro de Joan Alavedra, oprime y estremece al público. Sucedía en el memorable y perturbador ‘Purgatorio’ de Romeo Castellucci, que cortaba la respiración desde el primer minuto sin dramatismos naturalistas ni explosiones emocionales. La genial pieza mostraba las huellas patológicas de la violación de un padre a su hijo desde una mirada de estremecedora normalidad cotidiana.

Para el texto más explícito de ‘Pruna’, Premi Adrià Gual 2019 del Institut del Teatre, Riera ha contado con el asesoramiento de la Fundación Vicki Bernadet, referente en la atención del abuso sexual infantil. En un momento del montaje, los artistas rompen la ficción y enumeran víctimas de esa violencia mientras colocan peluches en la gran alfombra que cubre el escenario. Es la alfombra de los juegos infantiles bajo la que se esconde una de las lacras más deleznables de la sociedad. El texto lo remarca: uno de cada cinco niños es violado y la mayoría de veces por su entorno cercano. Estar alerta es responsabilidad de todos.