El Día de los Muertos es una de las grandes celebraciones en México. Desde el 2008, considerada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este día los vivos se preparan para recibir a sus familiares y amigos-as fallecidos, o como bien dicen los mexicanos a los que se nos adelantaron. Los cementerios se llenan de flores, música y color y los familiares van a visitar, a cantarles, a hablar y comer con quienes ya se fueron. En las casas se levantan coloridos altares llenos de símbolos con las fotos de las personas queridas que ya no están, y se ponen los objetos, las bebidas y los manjares que a ellos-as les gustaban. Muy importante poner la foto o algún objeto que fue de su pertenencia, porque ello demuestra su permanencia en el recuerdo. Ese día literalmente los vivos reviven a sus muertos.
Es una fiesta mágica y fascinante, un estallido de vitalidad. Una visión vital de la muerte lejos de la pesadumbre trágica y llorosa de otras latitudes.
Con la excelente película Coco, en que las productoras Pixar y Disney unieron fuerzas, y retrataron con absoluta fidelidad y respeto (no en vano había mexicanos en el guion y los equipos técnicos), esta fiesta y la dieron a conocer al mundo. Pese a ello, no todo el mundo la ha visto todavía (¡¡a qué esperan!!), ni todo el mundo es conocedor, si quiera un poquito, de esta bellísima tradición festiva.
Recuérdame tributo a Coco.
Trasladar la película al escenario no es tarea fácil, son muchos mimbres que hay que hilvanar. Primero el dará conocer el sentido de la fiesta y segundo un guion que se entrelaza con ella y con un trasfondo bien duro. El protagonista Miguel es un niño adolescente que sueña con ser cantante, pese a la oposición decidida de su abuela Coco y su familia de zapateros. A la abuela le abandonó su marido, precisamente para ir a cantar. Miguel como tanta gente piensan en su ídolo, el cantante Ernesto de la Cruz, ya fallecido, en olor de multitudes. En su camino por querer conseguir sus sueños y en el día de los muertos, descubre la trágica verdad, su abuelo Héctor el cantante desaparecido fue el autor de todas las canciones que hicieron famoso a Ernesto de la Cruz, que lo envenenó para apropiarse de ellas y conseguir el éxito y la fama para el solo. Por esa razón nunca mas se supo del abuelo y la abuela Cocó creyó que lo había abandonado. Pero para que el abuelo Héctor reviva en el recuerdo de todos hay que poner su foto en el altar, si no va a desaparecer para siempre en el olvido y nuca alcanzará tampoco el perdón de su hija Imelda la mamá de Miguel. El malvado Ernesto de la Cruz con la ayuda de la Catrina y el Mariachi loco, intentará evitarlo.
Como ven la cosa no es fácil de resumir en poco más de una hora en un escenario y con solo seis actores. Pedro Pomares, tenor-actor-director-guionista de larga experiencia se las ingenió para sintetizar y simplificar la historia para que no perdiera la fuerza de lo esencial. Y aunque el argumento fluctúa con altibajos, el espectáculo escénico mantiene su fuerza y su pleno colorido. Hay espectáculo y hay unos magníficos cantantes-actores manteniéndolo en constante interactuación con el público. Además, hay licitas licencias convirtiendo el espectáculo por momentos en recital cantado y bailado del rico folklore mexicano.
Sin duda alguna uno de los mejores logros son el decorado permanente en toda la obra, con el altar a la izquierda y el mausoleo ostentoso de Ernesto de la Cruz, guitarra incluida a la derecha, y la caracterización, vestuario y maquillaje absolutamente fiel a la película.
El equipo artístico.
Pedro Pomares interpreta con pleno poderío al malvado Ernesto de la Cruz, que antepone el éxito a cualquier precio. El joven Adrián Macià, actor-cantante-bailarín de notable talento, compone un Héctor de dibujo animado, con un dominio por momentos asombroso de su elástico cuerpo. Pedro Joaquín Navarro, compone un entrañable Miguel. Verónica Messa, buena cantante y actriz, interpreta con solvencia a Mamá Imelda. Ana Dolors Penalva, que es quien además dirige toda la soberbia caracterización y maquillaje de todo el elenco (uno de los mejores logros del espectáculo) se desdobla entre la abuela y la tatarabuela Coco y se mete dentro del mágico alebrije. Los elásticos, gimnásticos y acrobáticos bailarines Alba Vera, como Catrina, e Iván Miguel Arias Almeida, como Crazy Mariachi, casi permanentemente en escena, completan este notable reparto.
La compañía se nutre de destacados actores, cantantes y bailarines surgidos de la escuela Superior de Arte Dramático de Múrcia (ESAD), y que son ejemplo del buen trabajo que se está haciendo en esta escuela. Ana Dolors Penalva (Crevillent, 1963), polifacética artista y pedagoga con una larga y premiada trayectoria, además profesora de indumentaria y caracterización y fundadora de este departamento en el ESAD-Murcia y también Verónica Messa es licenciada en el ESAD, con una notable trayectoria como actriz y cantante, así como los jóvenes talentos, Adrián Maciá (Elche, 1995), Pedro Joaquín Navarro (que actuó en Got Talent y fue actor Disney) y la jovencísima Alba Vera (también gimnasta y entrenadora). Ivan Miguel Arias Almeida es actor, bailarín y acróbata cubano formado en La Habana, en la Escuela Nacional de Artes Escénicas y Espectáculos Musicales.
Hay que destacar también a los técnicos, Maxi Amigo y José Manuel Guerrero (sonido) y Cristina Hernández y Santiago Molina (luces). Recuérdame tributo a Coco, se estrenó en el 2018 y obtuvo un gran éxito en Madrid y en gira por España, de la mano de la promotora La gran belleza Producciones y PeKebaila Kids, con Maricarmen González González de jefe de producción.
En el estreno del espectáculo, domingo 20 de febrero, Pedro Pomares, recordó sus inicios importantes como profesional en la capital catalana y también de la mano de la productora Focus, que ahora le ha abierto las puertas del Teatro Condal. No es fácil estrenar en Barcelona.
La Compañía de Teatro Musical de España (CTME)
Fue creada por Pedro Pomares (Elche, 1963), actor y tenor spinto, director y productor, formado en sus inicios en Catalunya (Amadeus y Guys and dolls-,TNC dirigido por Josep Maria Flotats), con una larga carrera posterior en Madrid (Sweeney Todd, El fantasma de la opera, La bella y la bestia, Los Miserables, Ascensión y caída de la ciudad de Mahagonny.. ). La compañía mantiene otros dos montajes también en gira, Kimba, el león blanco y Chicago, e incorpora a la compañía PeKebaila. www.todoteatromusical.com
Fui a ver el espectáculo con mi nieta de todavía no 6 años. Había un punto de riesgo, pero ella que le encanta la música, se quedó prendada del colorido y el ritmo del espectáculo. Es muy importante en todos los espectáculos, pero más en casos como éste, habiendo visto la película y más aún si no se ha visto, que haya esta interrelación de conocimientos y vivencias entre madres-padres e hijos. Hay mucha información y elementos para disfrutar.
Texto: ferranbaile@gmail.com
