La expectación
que había despertado la actuación del bailarín Roberto Bolle en el Festival
Castell de Peralada hizo, que solo pisar el escenario el artista italiano, pese
a estar prohibido, una lluvia de flashes disparados desde el móvil o las
cámaras de sus admiradoras iluminaran el patio de butacas. Bolle es un hombre
muy guapo, con un físico impresionante a sus 41 años, pero demasiado musculado, lo que resta esbeltez a sus evoluciones. Es un correcto bailarín,
pero no es virtuoso, pero se rodea de intérpretes que sí lo son. En el programa Roberto Bolle and Friends
interpreta diferentes piezas, en la que
estuvo más convincente fue en Le Grand Pas de Deux del coreógrafo alemán Christia Spuck con
música de Rossini, una divertida sátira sobre los dúos de danza clásica, que
arrancó las carcajadas del público y que
ejecutó junto a la exquisita bailarina rusa, Viktorina Kapitonova.
La función había
comenzado con Prototype un solo
interpretado por Roberto Bolle en él que los efectos audiovisuales juegan un
papel relevante. Esta coreografía de Massimiliano Volpini y música de Piero
Salvatori resultó espectacular. Ver a Bolle luchar con la espada contra su yo virtual en un fragmento de Romeo y Julieta o contemplar su baile
mientas en el fondo del escenario su imagen su multiplica hasta el infinito resultó
imaginativo y es una forma de adaptar la danza a las nuevas tecnologías para llegar a los más jóvenes. Bolle emocionó junto
al bailarín, Timofej Andrijashenko, del Teatro alla Scala, de Milán, en el
intenso dúo Pas de deux from Proust, ou
les Intermittences de coeur de Roland Petit co música de Gabriel
Fauré.
El público de
Peralada no es tonto, y pese a la belleza del italiano el bailarín más
aplaudido de la noche fue el cubano, Osiel Gouneo, del Den Norske Ballet, de
Oslo, que enloqueció al público por su
depurado virtuosismo y gallardo porte, hechizó en el paso a dos del ballet Le
Corsaire, junto a la norteamericana Sarah Lane, donde fue un inolvidable
esclavo, y volvieron a convencer en Diana y Acteon. El giro y gran salto de Osiel, así como su nítida
ejecución, le convirtieron en la estrella más radiante de esta Gala.
Otro de los dúos más aplaudidos fue el formado por Elena Vostrotina y
Christian Bauch, ambos del Semperoper Ballet, de Dresden, estuvieron magnífico
en el endiablado paso a dos de William Forsythe con música de Bach, Duet from New Suite, ambos poseen la
depurada técnica y la presencia escénica que requiera esta obra. Matthew
Golding del Royal Ballet y Anna Tsygankova del Dutch National Ballet, de
Amsterdam bailaron un correcto Don Quixote.
Al finalizar el
espectáculo tras los aplausos del público todos los bailarines salieron a
escena vestido de negro, ellas con unos altos zapatos de tacón, e interpretaron
una especia de musical en que cada uno dio rienda suelta a sus habilidades
técnicas. Luego Roberto Bolle bailó la famosa tema de Queen, We will rock you, exhibicionismo
gratuito, que gustó a sus admiradores. La
fórmula de Roberto Bolle and Friends logra
que la danza llegue al gran público.
