El nou espectacle de Hofesh Shechter, barbarians, reuneix tres peces breus creades entre novembre de 2014 i juliol de 2015 en les quals l’imprevisible Shechter presenta un món sobri per a tres visions absolutament diferents sobre la intimitat, la passió i la banalitat de l’amor. La primera, la pertorbadora the barbarians in love, és una coreografia elegant i intimista per a 6 intèrprets. Amb la tremolor de l’emoció que rau dins l’ordre, una música eclesiàstica barroca acompanya una confessió veritablement contemporània. A continuació, tHE bAD és una explosió volàtil de ritmes dubstep per a una coreografia quasi urbana amb cinc intèrprets. L’espectacle el completa un duet, que mostra la veu singular i irònica del seu creador i la versatilitat i el talent dels seus intèrprets.
Aquesta nova creació és sorprenent per la seva senzillesa, sense escenografia i amb una il·luminació que cau sense concessions damunt els intèrprets.
Agotado, embelesado, divertido, subyugado a la vez que desconcertado quedó el público tras presenciar, en el Mercat de les Flors, Barbarians, el último espectáculo de Hofesh Shechter para su compañía. Se trata de un tríptico sobre el amor cuyo éxito reside en hacer vivir al espectador los diferentes estados a los que le somete el amor, en el caso de Shechter: un amor tirano. Esta intención del coreógrafo le disculparía de la larga duración de la obra, ─una hora cincuenta minutos─, de la irritante música de los pasajes sonoros que firma y mezcla con otros hermosos temas, por ejemplo de música barroca, y como las brillantes frases coreografías se intercalan con otras mediocres y efectistas. Lo mejor del espectáculo, a parte de las magníficas e hipnóticas luces de Lawrie McLennan, fue la parte final de Barbaians, pero igual que los codiciados amores cuando el espectador llegó a este momento ya había perdido interés. Al terminar la función el público aplaudió, no con entusiasmo, pero sí con la certeza de que Shechter le había hecho sentir un intenso amor con sus luces y sus sombras.
La noche del jueves el público que acudió al Mercat se encontró en la entrada de la sala MAC un gran recipiente de cristal con tapones para los oídos, un aviso de que la música de Barbarians sería ensordecedora, quienes habían visto en el Grec de 2014 la obra de Shechter, Sun, ya sabía a lo que iba y le pareció exagerado esta opción. La prepotencia con la que este coreógrafo trata al público le distancia cada vez más de su obra. El espectáculo formado por tres coreografías comenzó con The barbarians in love, en la que el autor recrea el amor íntimo e inocente. Los seis intérpretes vestidos de blanco, con físicos muy diferentes, buena técnica y poca personalidad escénica integraron con agilidad en su baile las frases coreográficas elaboradas junto el gesto contemporáneo. Una voz en off que mantiene un confuso diálogo con Shechter, evidenció la crisis que sobre el amor, típica de los hombres que cumplen 40 años, está atravesando el coreógrafo israelí.
Tras una pausa de 20 minutos, se inició la segunda parte, tHE bAD que seconvirtió en una explosión de baile a ritmo de dubtep. Los bailarines vestidos con unos maillots dorados, como las burbujas de los anuncios de cava, se entregan a una danza versátil y urbana, que convirtió este fragmento en el más pasional de Barbarians.
La obra finaliza con la coreografía Two completely different angles of the same fucking thing, se puede considerar como una concepción del término l'amour fou del autor. Una pareja, él vestido de tirolés y ella una bella mujer, inician un sensual baile a ritmo de una música de jazz. Su intenso baile y su complicidad, llegan aburrir pese a tener el encanto de lo absurdo. En Barbarias es evidente que Shechter quiere denunciar que el amor con mayúscula llega aburrir cuando resulta arduo alcanzarlo, por esta razón también aburre al público con su obra.