Luigi Maestrini i Rafael Lanza es van conèixer treballant en la construcció del Large Hadron Collinder (LGH) del CERN, a Ginebra, com tants d'altres immigrants italians i espanyols. El Luigi com a paleta qualificat i el Rafa com a mestre d'obra. Aquests dos paletes il·lustrats, en el seu escàs temps lliure, van començar a oferir petites conferències teatralitzades a casa seva als amics i companys de feina. Més tard es van filmar, discutint i jugant amb conceptes filosòfics, usant objectes, materials i els seus propis cossos. Els resultats són una sèrie de “performances” farcides d'humor i d'una humanitat desbordada que ells anomenen, simplement, L'Obra. I això és el que el public fa, realment: una visita d'obra en perpètua construcció. FiraTàrrega els ha convidat perquè comparteixin amb el públic la seva particular visió del món.
Transmitir. Bonita y deseada palabra. Entrar por primera vez en una sala, expectativas altas, pero sobre todo ganas de dejarte sorprender. Espectáculo de pie, ni cuarta ni tercera pared, nada absolutamente nada te separa de la escena, simplemente tu propio miedo a ser más o menos partícipe.
Una vez situada en escena comienza el viaje, Rafael (Ernesto Collado) y Luigi (Piero Steiner) son dos albañiles que nos llevarán desde el humor, pasando por la ternura, la emoción, hasta el cabreo por saber que somos víctimas y verdugos de muchas de sus historias. Se me escapa la lagrimita mientras escucho las historias familiares de Luigi, aquello que en directo no captamos pero que luego te deja un gran sentimiento de oportunidad perdida. Sin embargo, Rafael es más directo, y muchas veces sus palabras son contrarias a sus sueños, la demolición versus la construcción de grandes edificios.
Si bien es cierto que por momentos me vi sumergida en una película de Buñuel con un Don Quijote y un Sancho, otros con el personaje de Luigi parecía salida de una peli de Alfredo Landa, su mirada tierna y un humor parecido aunque con diferente trasfondo. Ernesto Collado y Piero Steiner crean un universo muy particular. Durante una hora te olvidas que estás en una sala viendo teatro, la conexión es tan directa, real e impactante que desde los primeros minutos sabes que te creerás todo lo que te expliquen, que da igual lo que te cuenten porque ya te tienen ganada. (...)