Complicité, aclamada internacionalment, torna amb un nou espectacle després d’una absència de sis anys als escenaris catalans. Arriben amb una adaptació de la controvertida novel·la d’Olga Tokarcuzk, barreja de thriller, comèdia i manifest ecològic. Tot localitzat en una petita població de muntanya on moren en misterioses circumstàncies els membres d’un club de caça.
La compañía británica Complicité sigue impartiendo su maestría entrelazando la palabra, la acción y la imagen de manera excepcional. Fueron, junto con el canadiense Robert Lepage, de los primeros creadores en asombrar con su virtuosismo tecnológico e impactante dramaturgia visual en sus visitas a Catalunya. Adalid del teatro multidisciplinar de vanguardia, ahora regresa, seis años después de ‘Beware of pity’, para debutar en Temporada Alta con la magnífica adaptación de una obra que encaja con su activismo por la emergencia climática y ecológica. Es ‘Drive your plow over the bones of the dead’, novela de la Nobel polaca Olga Tokarczuk que levantó ampollas en su país –con acusaciones de eco-terrorismo y anticlerical-. Su vigorosa voz cobra vida escénica en un espectáculo de casi tres horas que pasan volando.
Con desbordante ingenio, humor irónico –ya existente en la prosa de la autora- y un exquisito y en momentos perturbador teatro físico y visual, la compañía británica, con Simon McBurney a la cabeza, ha superado con excelencia el gran reto de llevar a escena el brillante monólogo del texto original. Una fábula desafiante que explora el salvaje comportamiento de los humanos (vinculable a la cacería africana de nuestro rey emérito) y lanza cuestiones espinosas: ¿quién tiene derecho a matar, a decidir quién vive? ¿Cuáles son los límites entre tradición y justicia? ¿A quién consideramos cuerdo o loco?... Aparte del ecologismo, son otros muchos los temas que la autora, también psicóloga, introduce: la ira, el poder, la vejez y enfermedad, el ateísmo, el “autismo testosterónico” (“con la edad, muchos hombres pierden la capacidad de comunicarse con las otras personas”)…
La música, el vídeo –con preciosas proyecciones de Dick Shaker en una pantalla trasera que nos lleva al bosque- y el movimiento se alían en una narrativa inmersiva muy atractiva y fascinante, una obra de arte total que atrapa al espectador desde el inicio. Empieza de forma sencilla, con la actriz Amanda Hadingue (vestía a Helen Mirren en ‘La reina’), que borda a la narradora protagonista, colocándose ante un micro en un escenario desnudo dispuesta a contar su historia. Ella es el hilo conductor que va enhebrando una trama absorbente donde van apareciendo cadáveres que cobran vida en saltos temporales, actores simulando ser venados (con los brazos elevados haciendo de cuernos) y otras bestias mediante sombras expresionistas, pesquisas policiales, fiestas, bosques, estrellas, cornadas al poder (también eclesiástico) y alguna escena hilarante, canuto en mano.
La fantástica Hadingue se mete en la piel de Janina Duszejko, una maestra retirada, aficionada a la astrología y defensora de los animales. Es también traductora de William Blake, poeta y pintor romántico de alma ecologista (“todo alimento sano se logra sin red ni cepo”) y azote del poder político y religioso. Sus versos (uno da título a la obra) y citas salpican la narración. Janina asume el idealismo del poeta (“…quien siente ira y no actúa, propaga la epidemia. Eso es lo que dice Blake”). Vive en un remoto pueblo rural polaco, rodeada de una naturaleza que el hombre se obstina en destruir, y sufre al ver los cadáveres de animales brutalmente abatidos.
Un día empiezan a aparecer fiambres humanos. Todos eran miembros de un club de caza y ella intenta convencer a la policía de que han sido los animales, que se han rebelado contra los depredadores y se han tomado la justicia por su pata. Un quimérico paso hacia ‘El planeta de los simios’ para dejar claro que hay que cambiar nuestra manera de interrelacionar con el mundo. El relato se adentra en el suspense y, aunque es previsible el desenlace, crece la empatía hacia ese vengador de seres vivos e indefensos. Un mordaz e incisivo ‘eco-thriller’ de Tokarczuk, servido maravillosamente por Complicité.