El desvetllament d'una papallona nocturna

informació obra



Companyia:
Teatre del Far
Direcció:
Eles Alavedra
Intèrprets:
Anna Sabaté
Escenografia:
Eles Alavedra
Vestuari:
Mar Muñoz
Il·luminació:
Dani Gener
So:
Dani Gener
Sinopsi:

El desvetllament d’una papallona nocturna recrea fragments de l’obra literària de Virginia Woolf on l’esforç per mantenir-se honesta en l’ofici d’escriptora la duu a qüestionar-se la responsabilitat que s’ha d’assumir respecte a qüestions socials, des de reclamar un accés democràtic a l’ensenyament fins a una convivència més poètica.

Expressat en un to que oscil·la entre una intimitat susceptible al predomini de la violència de l’entorn i un humor que ens fa de mirall amb elegant ironia.

L'espectacle s'integra en cicle Àtriumlab

Crítica: El desvetllament d'una papallona nocturna

04/10/2015

Triste desvetllar

per Elisa Díez

(...) El monólogo intenta a través de piezas inconexas trasladarnos a una época de reivindicaciones democráticas sobre la enseñanza, cómo la autora se cuestiona la responsabilidad que como persona conocida tiene respeto a cuestiones políticas y sociales. Empezamos en un tono muy solemne, de acto social que, se va transformando en intimista, primero en forma dramática y poco a poco dar paso a pinceladas humorísticas.

Se aprecia un cierto hilo conductor entre los textos, el papel de la aristocracia, las reclamaciones democráticas, el papel de la mujer en la sociedad... pero falta algo, algo que haga que el ritmo no decaiga (hay muchos momentos en los que el discurso entra en una especie de repetición cíclica y si no eres capaz de mantener la atención puedes caer en un sopor no deseable). Es obvio, a mi entender, que se ha optado por una duración estándar, que si la tijera hubiera hecho acto de presencia en una hora nos hubieran explicado lo mismo de una manera más ágil.

Anna Sabaté es una viva imagen de Virgina Woolf, su transformación es alucinante. La interpretación es precisa en todo momento, y si no brilla más es porque el texto no la acompaña. La dirección y la puesta en escena es sencilla, una simple mesa y un diseño de iluminación que resalta la entrada y la salida de escena, lo real, de lo impostado.  Me sobra, también, el alegato final donde el público tiene un protagonismo innecesario y el choque entre realidad y ficción está más que nunca borroso. Lástima que los errores de corrección dramatúrgica nos hayan manchado por un momento a la frágil figura de Virgina Woolf.