Estació Tèrminus

informació obra



Text:
Ramon Simó, Anna Teixidor
Intèrprets:
Pep Ambròs, Pepo Blasco, Judit Farrés, Blanca García-Lladó, Jordi Oriol, Kathy Sey
Composició musical:
Judit Farrés, Jordi Oriol (col·laboració)
Escenografia:
Toni Rueda, Ramon Simó
Vestuari:
Irantzu Ortiz
Il·luminació:
Pere Anglada
So:
Marc Santa
Direcció:
Magda Puyo, Ramon Simó, Ivo van Hove
Producció:
Grec 2016 Festival de Barcelona, Velvet Events
Companyia:
Toneelgroep Amsterdam
Estrena:
Grec 2016
Sinopsi:

Quines formes adopta la violència contemporània? Més enllà de la seva manifestació física i explícita, el món contemporani conrea i tolera la violència en múltiples formes i en àmbits molt diversos. I el llenguatge de la violència i de la por es converteix, a poc a poc, en el llenguatge dominant. 

Al vestíbul d’una estació que vol evocar la imatge d’una Europa en punt mort, trobarem, en imatges i escenes fragmentades, històries i personatges que ens parlen d’un món que consenteix l’abandonament de l’humanisme per arribar, des d’aquesta estació, a un destí que encara no ha sabut triar. 

El masclisme i la gihad, la religió i les falses polítiques, el terrorisme i la guerra, els mitjans de comunicació i la cultura empobrida, la precarietat i la bondat del sistema econòmic seran protagonistes d’un joc teatral que vol ser un testimoni documental fictici de la nostra realitat. 

Com en qualsevol estació, entre la comèdia i el drama, amb la presència fugaç de personatges que viatgen, que emigren o que defensen el seu territori, que arrosseguen i ens porten les seves històries, que parlen, o canten, o ballen, Tèrminus, el déu de les fronteres, potser somriurà.

Crítica: Estació Tèrminus

05/07/2016

Si lo llega a coger Haneke

per Elisa Díez

(...)

El juego del miedo pero sin miedo. Los temas quedan expuestos sobre la mesa, pero no hay profundidad, son simples titulares que requerían un tratamiento más profundo, la teoría es conocida por todos, pero ¿y la práctica?

Al entrar en la sala percibimos una especie de teatro comunitario, una sensación de que si te sientas en los asientos centrales alguna cosa va pasar. Pero no nos inmutamos ni nos hacen inmutar. No salimos más que de la ensoñación de público en la oscuridad por algún grito, seguimos tan cómodos sentados en nuestros sitios. ¡Qué diferente hubiera sido si la violencia no sólo nos hubiera abierto los ojos, sino cada uno de los poros al respirarla!

Interpretaciones en tono acertado pero esperaba más violencia. Llevan la batuta ellos y se nota las mejores interpretaciones están lideradas por Pep Ambròs, Pepo Blasco y Jordi Oriol. De entre las secundarias, destaca Blanca García-Lladó que una vez demuestra su enorme versatilidad. Pero el gran fallo es el tratamiento conservador del espectador en un montaje como este no debería ser un mero público. Debería sentirse molesto, tanto el texto como los actores deberían ser los encargados de que se incomode en sus asientos, hacerlo de alguna manera protagonista, más allá de adquirir o no una rosa. Una rotura de esquemas entre la pasividad y una aportación a un montaje que sin él no tiene sentido.

Nos sentimos dentro de la estación, podemos vernos las caras, pero no hay miedo porque sabemos que la violencia no va con nosotros. Me hubiera gustado que el montaje hubiera sido más Haneke, que hubiera dado al espectador un arma y dejar que esa "improvisación" de las artes en vivo delimitara cada noche el final del espectáculo.

(...)