# JUANA DOLORES # * massa diva per a un moviment assembleari * és un solo performatiu que a partir de la descontextualització de la ideologia, la simbologia i la terminologia marxistes-leninistes, exhibeix el dolor de l’individu enfront la comunitat com un desig de ser sexualitzat socialment i culturalment, com una confessió, com una declaració d’amor.
«No creo en justificaciones. Justificarse es de cobardes y de traidores. Me esfuerzo para seguir sospechando el bosque – allí, a lo lejos / desde los andamios. Sin embargo, un viento dorado y mis pies titubean / y mi lengua titubea / y mi orgullo titubea: mi estúpido desequilibrio precipitándome contra la ideología que me sostiene.»
Juana Dolores (1992, El Prat de Llobregat), filla d’immigrants andalusos a Catalunya. És fundadora i coordinadora de l’artefacte cibernètic @HYBRIS.VIRAL en el què, juntament amb l’artista Sandy Moldavia, desenvolupa pràctiques curatorials en l’era del post-internet. # JUANA DOLORES # * massa diva per a un moviment assembleari * (2019-2020) és la seva primera peça teatral i actualment està treballant en la segona, * HIT ME IF I’M PRETTY * o Vladimir Maiakovski es va suïcidar per amor (2020-2021). També reflexiona sobre els límits del vídeo i la poesia, com es pot apreciar a la seva última peça audiovisual LIMPIEZA (2020). Enguany, ha rebut el 56è premi de poesia catalana Amadeu Oller pel seu poemari Bijuteria.
En el cuento de Andersen un emperador se pasea desnudo ante sus súbditos convencido de que va cubierto con una vestimenta que sólo los estúpidos no pueden ver. Juana Dolores ha logrado darle un nuevo giro a la fábula: la desnudez existe sólo para los que no ven cómo va cubriendo esa piel ofrecida con significados hasta taparla por completo. El emperador se autoengañaba, ella no. Con cada nueva prenda de sus raíces, pensamiento, referentes, cicatrices, consignas, banderas, estética, luchas, filias y fobias, pasea por el perímetro del espacio escénico del Antic Teatre como en una pasarela de desafiante actitud. #Juana Dolores# *massa diva per a un moviment assambleari* es un “aquí estoy yo” que desde la primera Angélica Liddell no se había percibido con tanta fuerza en un escenario.
Sacar a colación a la Liddell parece poco original, pero es la inevitable cuando toca compartir el trabajo de una artista que pare su performance desde el absoluto innegociable, aunque sin rastro de aflicción. Abrazada por la proyección de El origen del mundo de Courbet y El origen de la guerra de Orlan (su reverso masculino), la performer construye su espectáculo como un manifiesto con dos pilares: la reivindicación de un marxismo no ortodoxo y anticolectivo, y la bastardía cultural. Filtrado todo por un feminismo contrario a cualquier dogma. Así Pasolini se erige en la principal figura política, la memoria musical de sus padres andaluces y emigrados en la banda sonora reivindicativa y Marilyn Monroe en la referencia de género.
Un proyecto que relega el texto. Elección un tanto sorprendente para una poeta recientemente premiada. Es la mirada y la presencialidad radical las que asumen el peso dramático. Como un reto físico al gesto pictórico de Courbet. Una provocación propositiva más que reflexiva. Ella actúa, posa, grita sus mantras, lee y desfila sin obligar al público a especular sobre los porqués. Ella lanza y tú, si quieres, recoges. No espera ni quiere ningún juicio. Una libertad que puede incomodar. Y una impudicia que por su desgarro supera cualquier sospecha de gesticulación vacua. En realidad, Juana Dolores es todo lo contrario a la higiene estética de Instagram. Con su generación comparte cierta tendencia narcisista, un rasgo que explota de manera coherente y a favor de su proyecto. Recordar, que esta es su primera experiencia escénica y el reloj invisible que persigue a ciertos montajes performáticos todavía condiciona la atención del espectador. El descuento de objetos diseminados esperando inertes su momento. Sensación de tiempo vacío que una vez superado hará de Juana Dolores una artista a recordar una y otra vez.