Escrita el 1963, Marat/Sade és una peça fonamental de la dramatúrgia contemporània que transcorre en tres èpoques: el 1793, quan el revolucionari Jean-Paul Marat és assassinat per Charlotte Corday; el 1808, quan un grup d'interns d'un hospital psiquiàtric escenifica el crim dirigit pel marquès de Sade, i el moment actual, en el qual els actors reals porten l'obra a escena implicant-hi fins i tot els espectadors.
Els atacs dels bojos i la censura que imposa el director de l'hospital ens recordaran constantment que estem veient una representació, una denúncia del poder on s'oposen les idees d'un Marat defensor del col·lectivisme i un Sade profundament individualista. Actors i actrius canten i ballen, conferint a la proposta un aire de musical on les atmosferes més burlesques i les més violentes s'alien per provocar una forta impressió emocional en l'espectador. Un muntatge que ens apropa al treball d'una de les companyies teatrals andaluses de més prestigi, que el passat 2013 va celebrar el trentè aniversari.
Hacía mucho tiempo que no "no aplaudía" en una platea, que me quedaba con los brazos cruzados y me limitaba a ver las ovaciones del resto, preguntándome qué había pasado para que la obra ni me tocara. No tengo por costumbre negarle a la compañía el mínimo aplauso pero el domingo estaba ciertamente enfadada tras lo que acababa de ver. Me explico.
Marat/Sade causó sensación en su estreno en 1964, y aunque los tiempos han cambiado, el discurso sigue en buena manera presente. Que sea dicho por unos u otros locos es más bien indiferente, pero lo que se pone encima de la mesa no deja de ser verdad, como seguimos encadenados al mismo sistema que nos oprime y no nos deja disfrutar de la famosa libertad.
La puesta en escena es simple pero efectista. Cortinas blancas que atraviesan horizontalmente la escenografía, con las que en las diferentes escenas van jugando los personajes. Un piano, una bañera y un par de muebles destartalados más completan los útiles para el juego.
El problema recae en la interpretación. Marat/Sade es una combinación del teatro épico de Brecht, el teatro de la crueldad de Artaud y el grotesco de Meyerhold. En este caso la épica desaparece, lo grotesco y la crueldad ganan protagonismo. Pero la interpretación de los actores está más cerca de una casa de los horrores o el pasaje del terror de cualquier parque de atracciones que se precie a una interpretación teatral fidedigna. El actor que interpreta a Sade, Manuel Asensio, comandante en jefe en escena, eleva su mundo grotesco a lo disparatado. Si observamos sus poses en la mayoría de las escenas más bien parece salido del desfile del Orgullo o de una película de Pedro Almodovar. (...)