Mrs. Brownie, una diva de la música negra americana, viurà els seus darrers dies entre el record i la nostàlgia que li encomanen les cançons que la van portar a l'èxit més esclatant. Veurem amb tendresa i humor la humanitat d'algú que, després de ser considerat un mite, ha d'afrontar el seu final com qualsevol altra persona.
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Creo que estamos poco acostumbrados a ver títeres para adultos, pero tenemos reacciones similares a la de los más pequeños. El títere te encandila desde el primer momento. Quizás porque represente con una ternura indescriptible la historia de toda una vida, por la mirada, por la forma de moverse que le otorga Laura Guiteras, pero en nada y menos tiene a todo el público en el bolsillo.
Con que poco se monta el espectáculo, y es que el títere es el protagonista, más allá de él, la música en directo de Abel Boquera, que lo mismo te toca el piano que ejerce de polifacético maestro de ceremonias, para un público, quizás en esta ocasión que pensó que iba a permanecer en el anonimato, pero que también juega un papel importante, y al que Boquera no se cansa, bueno en alguna ocasión sí, de animar a que entre en el juego.
La impresionate voz de Laura Guiteras pone el resto. Como “ama de llaves” de la ceremonia, con o sin títere consigue el aplauso sincero de un público que aunque no se le dé bien llevar el ritmo consigue que Mrs. Brownie se despida en medio de un profundo y caluroso aplauso.
Ni la huelga de metro, ni las altas temperaturas que nos acompañan estos días son excusa suficiente para perderse una de las dos funciones que quedan: el 26 de junio, Mrs. Brownie se despide del Maldà y le gustaría tener la sala llena, qué menos!