Pedro Páramo, una de les novel·les cabdals del realisme màgic, puja per primera vegada a un dels nostres escenaris. Pau Miró s’ha fet càrrec de l’ambiciosa missió d’adaptar el clàssic de la literatura iberoamericana escrit pel mexicà Juan Rulfo, i Mario Gas és el responsable de dirigir Pablo Derqui i Vicky Peña en aquesta història laberíntica sobre la corrupció, els mecanismes de poder i la relació conflictiva entre pares i fills, on es barregen les veus dels vius i les dels morts. Només dos intèrprets per al gran retaule humà creat per Rulfo. Un equip espectacular per a un títol transcendental.
Una obra fundamental para la literatura mexicana como es la famosa única novela de Juan Rulfo, es en sí un reto para llevarla a la escena. Su atmósfera de soledad, muerte y destrucción, su extraña relación con la realidad y el ambiente planteado por ese extraordinario texto , es muy complicado de representar.
Si además se parte de estereotipos de qué se entiende en otro país por México, sinceramente se parece más a una caricatura que a la verdad que esa novela fue capaz de retratar. Los lugares comunes como el acento mexicano imitado o una oscuridad que con el sol mexicano no es posible, la verdad es que no ayudan para retratar un mundo donde la muerte no es una enemiga, sino una compañera de cada día. México es un país demasiado complejo para retratarlo superficialmente.
El trabajo de Pau Miró con el texto fue un acierto, pero la ejecución en escena de Mario Gas ya no convence tanto, sobre todo por la idea preconcebida de qué es la muerte para un mexicano, uno de los conceptos más complejos de nuestra cultura y muy alejado de la concepción europea.
El realismo mágico es un estilo muy complicado de escenificar, porque parte de la concepción de la ficción como otra realidad y no como una mentira.
Juan Preciado es hijo no solo de un cacique mexicano de los años 50, (heredero, a su vez, de los comportamientos señoriales del medioevo europeo y de la dignidad de los señores caciques de las culturas originarias), sino también de una idea de lo que debe ser un hombre que subsiste hasta nuestros días y que, en efecto, ha llevado a la muerte.
El trabajo actoral de Vicky Peña y Pablo Derqui, muy interesante en su despliegue de caracterizaciones.