Prostitución

informació obra



Direcció:
Andrés Lima
Autoria:
Albert Boronat
Sinopsi:

Diu Andrés Lima (Premio Nacional de Teatro 2019), coautor i director de Prostitución: “Aquest espectacle neix al carrer i s’ha mogut cap a l’escenari”. Neix en aquells llocs on Andrés Lima i Albert Boronat van cercar els testimonis de les dones que es dediquen a la prostitució. Teatre documental que parla del tràfic de persones, el proxenetisme i l’esclavatge sexual. Però també de què mou les persones a pagar i cobrar per sexe; de la violència, el dolor, el plaer i la tendresa. Recerca iniciada el 2017 i convertida en un dels espectacles que més impacte van causar a la cartellera madrilenya la temporada passada. Un èxit compartit amb un trio de caps de cartell: Carmen Machi, Nathalie Poza i Carolina Yuste. 

Crítica: Prostitución

16/12/2021

Mecánica de la intimidad

per Juan Carlos Olivares

Algunas funciones se encaran con prejuicios. Como entender que casar tres actrices cabezas de cartel con el teatro documental es mezclar agua y aceite. Pero Andrés Lima es un director de probada inteligencia y desarma este recelo con una escena inicial que parece pensada para este propósito: la ficción del encuentro entre la actriz (la más televisiva, conocida hasta la última y discreta esquina) y la persona de interés por su experiencia vital. En este caso una prostituta. Un traspaso de legitimidad.

Suspicacia también vencida por el espléndido trabajo actoral de Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste. Entre las construyen un panóptico dramatúrgico sobre la prostitución que parece centrado en defender dos tesis: la urgencia de arreglar el “mientras tanto” que evite la explotación deshumanizada, dejando el debate sobre la legalización para la dialéctica, y la denuncia de un sistema de opresión sobre la mujer que se extiende a las relaciones sentimentales románticas o institucionalizadas, también escenarios de violencia física, sexual o emocional.

Cada actriz asume un rol. Si Yuste es la fisicidad (el cuerpo exhibido o vejado) y Poza la reivindicación curtida, Machi se reserva la empatía, el juego con el público. Sobre ella recae la comedia que extrañamente irrumpe en un espectáculo que por lo demás expone con elegancia escénica la cruda resiliencia de los perfiles humanos relacionados con la prostitución. Una risa igual de extraña que los pasajes de varietés. Con una excepción: la deconstrucción del chotis “El Pichi”. Tema del cancionero popular y revistil que descubre aquí todo su sórdido mensaje. Quizá sea esta necesidad de no dejar ningún aspecto fuera del montaje su flanco más débil. El peligro de la anécdota, como ocurre -sin el mismo peso y desarrollo- con la parte de la prostitución masculina.

Minutos que suman sin aportar más sustancia a una obra que por lo demás hace llegar perfectamente su mensaje con unas interpretaciones excelentes, una puesta escena impecable y un respeto íntegro a las mujeres que han prestado su testimonio real a este proyecto. Quizá hay un atisbo de estereotipo de actitud, pero impera el verité posmoderno -los Javis parecen haber creado escuela- y soluciones escénicas de impacto. No se trata del virtuosismo de las proyecciones sobre el contenedor-habitáculo. El momento álgido es la coreografía de la mecanización de los servicios sexuales. Un brutal carrusel de gestos vaciados de intimidad.