Tres personatges i l’espera. L’eterna espera que pateixen els milers de refugiats després d’haver realitzat el viatge més llarg i difícil de les seves vides. L’espera eterna sense informació en un camp de refugiats. La Júlia, voluntària, arriba a un camp de refugiats a Grècia i coneix en Hadi, un refugiat sirià. Comencen a comunicar-se amb una pissarra: paraules i dibuixos. Mig en català, mig en anglès, mig en àrab. S’entenen com si fossin amics de tota la vida. A aquesta complicitat s’hi afegeix la Samura, la germana d’en Hadi. La passió que comparteixen per la literatura es materialitza en un projecte per construir una biblioteca pel camp. Però construir una biblioteca enmig del no-res no és fàcil, necessitaran la col·laboració de totes les persones del camp -voluntaris, gestors i refugiats – i uns i altres fa massa temps que no s’escolten.
Alhayat està inspirada en fets reals: d’una banda, la construcció de la biblioteca que va tenir lloc al camp de Lagadikia (Salònica, Grècia) l’estiu del 2016 i, de l’altra, l’experiència personal com a voluntàries de part de l’equip artístic d’ALHAYAT.
La peça parla de tot allò que passa mentre no es fa res: les converses, els jocs, els desitjos i les il·lusions. La por. La impotència i la incertesa. Però sobretot, de l’amistat i de persones que busquen la forma de fugir d’un lloc que només existeix pels que l’habiten.
Nacida de la experiencia de parte de la nueva compañía La Viciosa en un campo de refugiados en Grecia, ‘Alhayat o la suma dels dies’ supone, como sucede con otros testimonios de las miserias humanas, una bofetada a unos ciudadanos del primer mundo en continua insatisfacción. Allí, el simple hecho de poder leer un libro es un regalo de los dioses, o de Alá. No digamos lo que supone para esos olvidados disponer de una biblioteca. En el verano del 2016 la actriz Georgina Latre y Laia Foguet, que firma la dramaturgia junto a su hermana Aura (también directora), contribuyeron a la construcción de una en el campo de Lagadikia. Nos lo explica la propia Latre, que asume con gran naturalidad y vitalismo a la protagonista, Júlia, una entusiasta y joven arquitecta que viaja al lugar como voluntaria para enseñar inglés. Estará unos meses y luego volverá a casa, he ahí la cuestión que, muy acertadamente, acentúan las creadoras: cómo manejar los vínculos que, a lo largo de intensas jornadas, se establecen entre los refugiados y los que llegan y se van. “¿Cuánto tiempo te quedarás?”, es una de las preguntas que le hace insistentemente Hadi (Moha Amazian), un joven sirio con ganas de aprender y abrirle el corazón a la recién llegada. A esta ya le advirtió su jefa en el campo: debe olvidarse de los afectos, de crear lazos, para no dejar heridas cuando se marche. Pero no es posible y la amistad forjada por la intensa convivencia entre muros se impone.
Con una puesta en escena sencilla, las buenas interpretaciones de Latre, Amazian y Manar Taljo, que interpreta con gran sensibilidad a la hermana de Hadi, Samura, y otros personajes menores, el montaje destila verdad y nos acerca a la vida (Alhayat significa vida en árabe) de los migrantes sin caer nunca en lo lacrimógeno. Denuncian la burocracia, las estrictas normas, las segregaciones… y nos hablan de frustraciones, ilusiones y pérdidas; de los chicos que prefieren ir al río antes que a clase de inglés… Un acierto y un buen toque de realismo es que los actores mezclen catalán, inglés patoso y árabe, reflejo de las barreras lingüísticas que van cayendo cuando hay un esfuerzo por comunicarse.
Un contador de días en lo alto del escenario ilustra otro de los temas: la eterna espera de los refugiados. Viven atrapados en un limbo de incerteza, en un presente continuo esperando una oportunidad, una entrevista para solicitar asilo mientras pasan los días, los meses y hasta los años. Ya hace más de un año que la compañía La Viciosa se estrenó con este montaje y ahora el Maldà ha tenido el gran acierto de rescatarlo. Un pequeño gran pedazo de realidad. Felicidades.
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