Aüc

informació obra



Dramatúrgia:
Carla Rovira
Text:
Carla Rovira, Philippe Soldevila
Intèrprets:
Ariadna Peya, Clara Peya, Júlia Barceló, Olga Lladó, Maria Salarich
Coreografia:
Ariadna Peya
Direcció:
Clara Peya, Philippe Soldevila
Composició musical:
Clara Peya
Escenografia:
Sarah Bernardy
Vestuari:
Núria Llunell
Il·luminació:
Jordi Berch
So:
Josep Sánchez-Rico
Ajudantia de direcció:
Gràcia Camps
Producció:
Gràcia Camps
Sinopsi:

Aüc és allò que se sent entre les costures del silenci i la ràbia. És el crit o el lament silenciat en la nostra quotidianitat. És un lloc incòmode però necessari. Aquest espectacle parla sobre les violències sexuals, invisibilitzades per desconeixement, connivència o horror, que són diverses i molt més extenses del que volem imaginar. El públic està convidat a habitar aquest Aüc, en un acte revolucionari en el qual cinc intèrprets comparteixen les seves històries i experiències per tal que tot canviï i que la por s'esvaeixi.

Una psicòloga, una supervivent de violència sexual, una sociòloga, una ballarina, una música, una productora i una performer, totes feministes, s'asseuen al voltant d'una taula. Així comença un espectacle que s'allunya dels tòpics i que no parla només de violacions o assalts sexuals, sinó que va més enllà i posa l'accent en violències menys evidents però omnipresents. Música, dansa i text es barregen i trepitgen en una proposta on la poètica del moviment té un paper destacat i ajuda a tractar un assumpte especialment dur, mentre la música dibuixa en escena uns mapes emocionals compartits per la major part de les supervivents d'aquesta mena d'experiències.

Les Impuxibles, equip artístic format per la ballarina Ariadna Peya i la intèrpret i compositora Clara Peya, s'alien amb l'actriu i creadora Carla Rovira, autora de la peça Most of all, you’ve got to hide it from the chicks, una coproducció de FiraTàrrega 2015 i l'Antic Teatre per la qual va guanyar el premi FAD Sebastià Gasch a la Creació Emergent l'any 2016.

Espectacle finalista al Premi de la Crítica Jove 2017

Crítica: Aüc

15/07/2017

Todas hablan y todas bailan

per Alba Cuenca Sánchez

Después de la potente reflexión sobre identidad sexual que Les impuxibles ofrecieron en Limbo, el nuevo espectáculo de las hermanas Peya llega con un mayor impacto visual conducido por Carla Rovira.

Llevando incluso más a fondo su espíritu provocador, Aüc trata un tema mucho más próximo y que afecta a un porcentaje mayor de personas: el de las agresiones a las mujeres. La compañía abandona aquí la estructura narrativa clásica que si mantenían en Limbo para ofrecer una serie de escenas de lo más sugerentes que representan, a través de la danza, la música y el monólogo a una y dos voces, los diferentes tipos de violaciones. Desde los tipos más violentos, como el abuso a menores o la agresión callejera, hasta las menos visibles, como la que se produce dentro de una pareja.

Se trata de un trabajo de creación muy personal en el que Rovira da voz y voto a cada una de las intérpretes. En determinados momentos, ellas mismas dejan la interpretación y se desnudan para hablar desde su propia perspectiva. Cuentan aquí cómo han vivido el proceso y todo lo que han reflexionado al respecto.

Lo que sí mantienen es la conjunción entre los diferentes géneros y la poética que desprenden todos ellos. La energía que desprenden las cinco chicas, que se atreven con todo pese a tener cada una su especialidad, es muy potente y llamativa. Todas hablan y todas bailan. Lo vemos así en Júlia Barceló, de quien conocíamos su potencial como actriz –gozamos de su trabajo esta misma temporada con Filla del seu pare – pero nos sorprende aquí también como bailarina. Por su lado, lo que hace Clara Peya con la música es precioso. Además de crear una melodía de piano harmoniosa y bella, utiliza los loops y los sonidos electrónicos para crear ritmos agobiantes que favorecen la tensión. Especialmente memorable la escena en la que intenta no dejar de tocar mientras el resto la limitan con caricias, una metáfora de cómo una persona es también dominada cuando deja su vida por la presión, amistosa o no, de los demás.

La puesta en escena, con una escenografía prácticamente desnuda y una iluminación muy pensada, pone el valor en las intérpretes y en sus movimientos. El espacio resulta muy bien aprovechado, gradas incluidas. Única pega, el orden del final, en el que la última escena no acaba de tener la fuerza necesaria para terminar en lo alto. Le falta un final un poco más impactante para acabar de ser redondo.

Obviando el detalle, estamos ante de uno de esos espectáculos que dan que hablar. Porque  hace pensar, a la vez que absorbe con su belleza, su poesía y su impacto. Un último detalle: Apagad los móviles. Veréis que os lo piden de forma muy concienzuda al inicio de la función. Hacedles caso. Por el bien de todas y todos. Silencio ¡y a disfrutar!